La tasa de partos inducidos aumenta cada día. En los países desarrollados aproximadamente uno de cada cuatro nacimientos es provocado.
Los profesionales pueden decidir inducir el parto por diversas razones relacionadas con la salud de la madre o del feto.
¿Cuándo inducir el parto?
Antes de tomar esta decisión, se valora si los beneficios del parto inmediato superan los riesgos maternos y/o fetales de esperar al inicio espontáneo del mismo.
Algunos escenarios donde el parto inducido estaría contemplado son los siguientes:
- Embarazo postérmino (más allá de las 41 semanas).
- Rotura prematura de las membranas.
- Diabetes.
- Embarazo de gemelos (más allá de las 38 semanas).
- Restricción del crecimiento fetal intrauterino.
- Parto rápido previo.
- Trastornos de presión arterial alta (hipertensión, preeclampsia…).
Sin embargo, y a pesar de ser la mejor o única opción en algunos casos, este procedimiento no está exento de complicaciones.
Uno de los problemas más importantes en la inducción del parto está relacionado con las diferentes infusiones que pueden precisar las futuras madres.
¿Cómo inducir el parto?
Cuando el parto no comienza de forma natural y ello puede suponer un riesgo para la madre o el bebé, el profesional lleva a cabo tratamientos que provocan contracciones o hacen que éstas sean más fuertes.
Aunque existen diferentes métodos como la rotura de la bolsa de aguas o las prostaglandinas, la forma más extendida es la inducción mediante administración de oxitocina.
Oxitocina
La oxitocina es una molécula, un oligopéptido, que se produce en el sistema nervioso central, concretamente en el hipotálamo. Cuando se necesita, viaja por el torrente sanguíneo y actúa en tejidos alejados de su lugar de síntesis.
Entre sus acciones periféricas es responsable de los movimientos de contracción-relajación de fibras musculares lisas como las que forman el útero y, por tanto, produce las contracciones de parto.
Por ello, la oxitocina sintética es uno de los tratamientos más utilizados en partos inducidos.
No obstante, su administración no está exenta de riesgos y debe ser estrictamente monitorizada.
Riesgos de la oxitocina
[infobox]Tanto la Agencia Americana de Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) como el Institute for Safe Medication Practices (IPMS) de España cataloga la oxitocina como uno de los fármacos de alto riesgo.[/infobox]
Esto significa que un uso incorrecto o poco preciso puede incidir en daños graves o incluso mortales para los pacientes:
- Hemorragia posparto.
- Bradicardia.
- Hipertonía del útero.
- Disminución de la saturación de O2 fetal.
- Sufrimiento fetal.
- Efecto antidiurético.
- Retención acuosa.
- Hiponatremia.
- Convulsión.
- Coma.
- Efectos adversos cardiovasculares.
- Hipotensión inmediata.
- Taquicardia.
- Dolor precordial.
- Isquemia miocárdica.
- Arritmias.
Estos efectos pueden ser de mayor gravedad en pacientes con miocardiopatías, preeclampsia e hipovolemia.
Además, estudios recientes han demostrado que la oxitocina y la anestesia epidural también pueden tener efectos psicológicos en las pacientes, siendo más propensas a sufrir ansiedad y depresión en el postparto.
La dosis de oxitocina y su velocidad de administración tienen repercusión en la probabilidad de incidencia de estos efectos adversos, ya que la administración rápida en dosis crecientes puede desencadenar en inestabilidad hemodinámica, colapso cardiovascular y muerte.
Administración de oxitocina
Debido a los altos riesgos asociados a la oxitocina sintética su administración debe ser precisa, un correcto uso de esta sustancia permitirá evitar posibles complicaciones para la madre y el feto.
En los estudios se encuentran diferentes recomendaciones con respecto a la dosis óptima de oxitocina, por lo que el profesional deberá adaptarse a las necesidades de cada paciente y monitorizar en todo momento la respuesta al tratamiento.
La infusión de oxitocina suele seguir los siguientes puntos:
- Dilución: 5 unidades en una jeringa de 50 ml o en una bolsa de 500 ml de G5%.
- Acceso vascular: cánulas intravenosas cortas.
- La infusión debe conectarse lo más cerca posible del paciente.
- Caudal inicial de 1,5 ml/h (jeringa) o 15 ml/h (bolsa)
- Aumento progresivo cada 15-20 minutos, bajo una buena tolerancia uterina y fetal.
- Control de la infusión mediante bomba de jeringa.
Importancia de monitorizar la respuesta al tratamiento
Como hemos comentado, la oxitocina es un medicamento de alto riesgo, por ello es importante monitorizar en todo momento la respuesta al tratamiento tanto de la madre como el feto.
Los parámetros más comunes que se suelen analizar durante el procedimiento son los siguientes:
Madre:
- Cambios en la presión arterial y el pulso.
- Hipertonía del útero.
Feto:
- Ritmo y frecuencia cardíaca fetal.
¿Cuáles son los tratamientos intravenosos que se administran en un parto inducido?
Además de la oxitocina las futuras madres también pueden necesitar la infusión intravenosa de otros fluidos como:
- Ringer Lactato. La administración de Ringer Lactato está destinada a compensar la pérdida de sangre durante el parto.
- Antibióticos. También se pueden administrar antibióticos con el fin de compensar la pérdida de sangre o si la madre presenta una infección estreptocócica o del tracto respiratorio.
La administración de estas tres sustancias dificulta el manejo de la terapia de infusión siendo necesario poner todas las medidas posibles para evitar posibles efectos secundarios para la madre o el feto.
Riesgos asociados al equipo de administración intravenosa
Problemas en la administración de los fluidos
Tener control exhaustivo en la administración de oxitocina es vital para evitar posibles efectos adversos. Existen diferentes problemas relacionados con el equipo de administración que pueden dificultar el manejo de la infusión:
- Al no disponer de válvulas antirretorno podemos encontrar reflujo del medicamento en el tubo de infusión.
- Debido a que parte del medicamento puede refluir y no llegar al torrente sanguíneo de la paciente, el profesional no tiene un control exacto.
- En muchas ocasiones tenemos una infusión por gravedad de Ringer Lactato en combinación con bombas de jeringa para administrar la oxitocina. Esto significa que los fluidos se desplazarán a diferentes velocidades y diferentes presiones, lo que incide nuevamente en mayor riesgo de reflujo de la línea y menor control sobre el bolo.
Además, en el caso de que nuestro dispositivo de administración se encuentre lejos de la piel de la paciente, como ocurre con las rampas o llaves de tres pasos, los riesgos se incrementarán:
- Gran espacio muerto en tubos y llaves de paso.
- Efecto retardado del medicamento.
- Nuevamente, no conocer exactamente cuánto fluido llega a la paciente y cuándo, hace que el profesional no tenga control sobre la infusión.
Problemas relacionados con la seguridad de las pacientes
Los puntos anteriores repercuten directamente en la seguridad de las pacientes, pero, además, uno de los grandes problemas de las llaves de tres pasos es el alto riesgo de infección debido a las múltiples manipulaciones que precisan, como el cambio de tapones o el sistema de conexión y desconexión.
No hay que olvidar los altos riesgos de esta medicación intravenosa, una administración imprecisa de la misma aumentará las probabilidades de sufrir las complicaciones anteriormente comentadas: hipertensión inmediata, taquicardia, hipertonía uterina, sufrimiento fetal…
Por último, el diseño de llaves y rampas las hace incomodas para la paciente debido a la cantidad de dispositivos ensamblados que se precisan y al volumen de estas.
Alternativa a las llaves de tres pasos
¿Qué dicen las guías?
La autoridad francesa HAS (Haute autorité de santé) en sus guías sobre la inducción del parto recomienda:
- Realizar la administración de oxitocina con una bomba de infusión o una bomba de jeringa para asegurar una administración precisa.
- Utilizar dispositivos sanitarios equipados con válvulas antirretorno, que eviten el retroceso del medicamento por la línea.
Por su parte, el Servicio de Salud de Alberta en Canadá aconseja lo siguiente:
Administrar oxitocina mediante una bomba de infusión constante a través de una vía intravenosa secundaria conectada a la vía intravenosa principal lo más cerca posible del sitio de la venopunción, utilizando un conector luer sin aguja.
Las guías también hacen referencia a los riesgos de infección. Tanto la CDC como el protocolo Flebitis Zero consideran las rampas como “una puerta potencial de entrada de microorganismos” y recomiendan, al igual que el Servicio de Salud de Alberta, la utilización de sistemas cerrados sin aguja.
Sistemas cerrados sin aguja equipados con válvula antirretorno
Las alargaderas bifurcadas o trifurcadas son sistemas cerrados y acompañados de una válvula antirretorno pueden ser la alternativa perfecta para una administración más segura y en consonancia con las guías.
Estos dispositivos resuelven gran parte de los problemas asociados con las llaves de tres pasos o rampas:
- Seguridad. Las válvulas antirretorno evitan que el fluido pueda retroceder por la vía, consiguiendo un manejo más preciso de la administración y por tanto una mayor seguridad.
- Control sobre el tiempo y la cantidad de fluido que recibirá la paciente. Una reducción del volumen muerto con respecto a las llaves permite al profesional conocer con más exactitud el flujo que recibirá la paciente, así como el tiempo de llegada del fluido al torrente sanguíneo.
- Prevención de infecciones. Al tratarse de sistemas cerrados se reducen las probabilidades de infección, minimizando el riesgo de que accedan bacterias a través del dispositivo.
- Protección de los profesionales. La válvula de seguridad evita la exposición a la sangre y el consiguiente riesgo de contaminación.
- Ahorro de tiempo de enfermería. En el caso de las rampas normalmente la conexión consiste en un ensamblaje de líneas de prolongación y llaves de paso, el uso de prolongadores de varias vías permite una conexión directa al catéter.
- Confort para las pacientes. Disminuir el número de conexiones y dispositivos necesarios para la administración también repercute de manera positiva en una mayor comodidad para las pacientes.
No hay que olvidar que la oxitocina es un medicamento de alto riesgo, por lo que, a pesar de poner todas las precauciones posibles, como la sustitución de las rampas por dispositivos más seguros, será necesario monitorizar en todo momento la respuesta al tratamiento de la madre y del feto.
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[authors users=»fcarrillo, sperez, rbarquin»]
[accordion title=’Bibliografía’]
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