Uno de los grandes retos en las técnicas de RCP lo constituye el incrementar la eficiencia sin aumentar la complejidad: simplificar la técnica implica disminuir el margen de error, asumiendo que puede tener un coste para el paciente.

Conjugando esa necesaria sencillez con la búsqueda de una solución o alternativa en la época actual, rescatamos un concepto: “el flujo continuo de oxígeno con presión positiva”.

En los últimos años y de forma simultánea, reaparecen en la literatura científica trabajos que demuestran su eficacia en la RCP. Al tiempo, las recomendaciones interinas de RCP de los distintos consejos abren la ventana de oportunidad a la oxigenación pasiva.

Especialmente desde marzo de 2020, tiempo en el que se han disminuido y retrasado las maniobras de RCP a las personas que podían beneficiarse de las mismas por miedo al contagio de los sanitarios y por falta de recursos, la oxigenación pasiva se vislumbra como una solución que reduce el tiempo de aplicación, simplifica la maniobrea y nos dota de seguridad.