En los últimos años los PICC-ports se han ido perfilando como una opción segura, eficaz y cómoda para la administración de medicación a pacientes oncológicos.
Otra de las ventajas que tienen estos dispositivos frente a los puertos torácicos, es que son más sencillos de implantar y conllevan menos complicaciones.
Para conocer más sobre estos accesos vasculares que mejoran la calidad de vida de los pacientes y aportan múltiples ventajas en términos de coste-eficacia, hablamos con Marta Rubio de las Cuevas. Marta es enfermera en Radiologia Vascular-Intervencionista en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander desde hace 43 años. Es pionera en la formación de equipos multidisciplinares para la implantación de PICCs.
El equipo del que es responsable fue el primero de España en implantar en un primer momento reservorios braquiales y actualmente PICC-ports por parte del personal de enfermería.
Desde diciembre de 2012 han implantado 530.
En todos estos años su equipo no ha tenido ninguna infección asociada a la implantación del dispositivo y solo han tenido una complicación de migración a ventrículo a las 24 horas. Esta incidencia les ayudó a investigar la relación entre el movimiento del brazo y la posibilidad de que el catéter migrara, observando que los movimientos de abducción y aducción producían migración de hasta 3 centímetros en un 45% de los casos.
Durante su vida profesional Marta no ha dejado de aprender en todas las ocasiones que se le han presentado. De este modo, la experiencia adquirida trabajando con cirujanos cardiovasculares en la implantación de endoprótesis en pacientes con aneurismas de aorta abdominal, le ayudó a dar el paso de comenzar a implantar en un primer momento reservorios braquiales (en el antebrazo) y en la actualidad PICC-ports (que se sitúan en la cara interna del brazo), cuando le propusieron hacerse cargo de este procedimiento.
Tras una formación con el doctor Fermín Urtasun, jefe de Radiología Intervencionista del Hospital de Navarra, Marta emprende una formación autodidacta a través de cursos, búsqueda de bibliografía y reflexión sobre los procesos, que le lleva a conformar un equipo de enfermería vascular que asume procedimientos que en otros hospitales son llevados a cabo por médicos (cirujanos, anestesistas o radiólogos).
Poniendo esta responsabilidad en manos de las enfermeras se ha logrado agilizar los procesos, haciendo desaparecer las listas de espera que antes demoraban la implantación de un reservorio desde su prescripción.
Marta nos explica la forma de trabajar de su equipo interdisciplinar. Las enfermeras de radiología vascular implantan los dispositivos mientras que las enfermeras del hospital de día administran los tratamientos de cuidando y mantenimiento. El equipo cuenta puntualmente con la ayuda de médicos como el radiólogo vascular, el cirujano o el jefe del hospital de día médico. Ese abordaje interdisciplinar con una clara protocolización y asignación de roles reduce la variabilidad en la ejecución del proceso y limita las complicaciones. Cada una de las personas que lo conforman, independientemente de su formación, enriquece un equipo en el que cada miembro aporta unos matices y unos valores, reforzando la unión de este y la ayuda mutua.
Sacar adelante este proyecto, contra lo que se pueda imaginar, fue un proceso sencillo y sin contratiempos, ya que disponían de antemano de los recursos necesarios. Tanto los materiales, como los humanos: una sala quirofanizada y enfermeras preparadas en punción ecoguiada y en navegación hasta la aurícula derecha. La confianza del doctor Miera (jefe médico de la unidad de día) y del doctor Bustamante (jefe de la unidad de radiología vascular) junto al apoyo demostrado por Zulema Gancedo (directora de enfermería) hicieron el resto y rápidamente se delegó la competencia de la implantación de PICC-ports en las enfermeras.
Además de las ventajas estéticas para el paciente, el PICC-port se implanta con una cirugía más sencilla que la que requiere un puerto torácico. No se punciona un gran vaso que pueda producir un hematoma, ni existe el riesgo de que se produzca un neumotórax por punción de la pleura. La punta siempre queda alojada en la aurícula derecha sin riesgo de que se aloje en el ventrículo. Marta considera que el riesgo de que gire el reservorio es también menor cuando está alojado en el brazo.
Las ventajas económicas también son evidentes ya que el procedimiento lo realiza una enfermera y no un médico, y no precisa ni sedación ni quirófano.
El tiempo de implantación también se reduce, siendo en la actualidad de unos 45 minutos… tantas son las ventajas del PICC-port respecto al reservorio torácico que en el Hospital Marqués de Valdecilla prácticamente han dejado de poner estos últimos: el año pasado se implantaron en este hospital 88 PICC-ports frente a solo 8 reservorios torácicos.
Estos dispositivos están indicados en tratamientos de media y larga duración (hasta 5 años e incluso más) permiten una vida activa incluyendo baños en piscina o en el mar. También facilita el tratamiento de personas que viven en poblaciones lejanas al hospital y no pueden acudir cada semana a realizar la cura que requiere un PICC. Los pacientes que lo llevan evitan las temidas (y dañinas para su capital venoso) venopunciones de repetición.
Un PICC-port debe permitir administrar cualquier tipo de medicación, la extracción de muestras de sangre, y la introducción de contraste con una bomba inyectora a 5 ml/s para realizar un escáner o resonancia magnética. En su servicio utilizan reservorios de titanio con catéter de poliuretano y membrana de silicona. El puerto debe ser ligero, tener un perfil bajo y un catéter con un diámetro bastante pequeño en frenchs para que no dañe la vena, evitando así problemas de trombosis. La punción con la aguja Hubert se realiza del mismo modo que en los puertos torácicos.
Marta coloca el PICC-port mediante punción ecoguiada y posteriormente realiza una fluoroscopia o radioscopia para guiarse en la navegación hasta la aurícula derecha. En próximas fechas su equipo va a comenzar a utilizar el ECG intracavitario (su implementación se ha visto retrasada por la crisis sanitaria de la COVID-19) como método de localización de la punta tanto para PICC como para PICC-port. Reconoce la utilidad de este método y la ventaja que supone, ya que evita radiar al paciente, lo que redunda también en la salud del personal sanitario.
El equipo de Enfermería del hospital Marqués de Valdecilla proporciona una atención integral a los pacientes que requieren un PICC-port, siguiendo un protocolo que incluye una valoración física y emocional previa, con información detallada y recomendaciones. Este vínculo humano que adquieren con el paciente es algo esencial ya que ayuda a que se pongan en manos de las enfermeras con total confianza y es el pilar para que el procedimiento sea un éxito.
Para Marta la clave para que depositen en un equipo de enfermería la confianza para llevar a cabo procedimientos como el de implantación de PICC-ports, pasa por adquirir conocimientos teórico-prácticos tutorizados por profesionales con experiencia.
Por el hospital Marqués de Valdecilla han pasado equipos de enfermería de seis hospitales de España (tanto ETIs como de radiología vascular) y han compartido durante unos días la experiencia de llevar a cabo la técnica de la implantación del PICC-port. Marta reconoce que el enriquecimiento es mutuo y que ella también adquiere conocimientos de los compañeros de otros hospitales que acuden a formarse a Valdecilla: como sucedió con la sutura intradérmica y subcutánea que aprendió de Iván Sánchez, enfermero del Hospital San Pablo de Barcelona. O el uso del cianoacrilato que le descubrió Paloma Ruiz, enfermera en el hospital clínico San Carlos de Madrid y experta en accesos vasculares.
Marta cree que es fundamental que la enfermera que ha implantado un PICC-port sea también quien lo retire; ya sea por infección, por úlceras por decúbito o por fin del tratamiento. En cualquier caso, no hay que dudar en solicitar la ayuda de otros profesionales como el cirujano cardiovascular o el cirujano plástico.
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