Sondas gástricas y transpilóricas, ¿cuál es más adecuada en neonatos?

Por Yolanda Campos

16 Dic, 2021

Los profesionales que trabajamos en una Unidad Neonatal tenemos muy presente que nuestros pacientes, debido a su inmadurez o a su estado clínico, a menudo no se encuentran en condiciones óptimas para alimentarse por succión y es por ello, por lo que nos vemos en la necesidad de buscar alternativas para suplir esta necesidad.

Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre la variedad de sondas enterales que existen en nuestro mercado (diversos materiales y longitudes), pero no hemos llegado a profundizar en qué momento clínico o en qué tipo de neonato, es mejor utilizar una sonda que se queda alojada en la cámara gástrica o es más adecuado introducirla más allá dejándola en duodeno.

Este será el objetivo de este nuevo post; aclarar estas dudas y repasar los cuidados de enfermería que se deben realizar con el fin de evitar complicaciones en el uso de estas sondas.

VÍAS DE ADMINISTRACIÓN PARA LA NUTRICIÓN ENTERAL EN NEONATOS

SONDA GÁSTRICA

Esta sonda alojada en la cámara gástrica será la de primera elección cuando se requiera administrar una nutrición enteral para un tiempo previsto menor de 1-3 meses, ya que es el lugar más fisiológico. En caso de estimarse que la duración prevista de la nutrición enteral va a ser superior a 3 meses o cuando se sobrepasa el tiempo previsto con una sonda gástrica, se debería plantear la colocación de una ostomía de alimentación (abordaremos el capítulo de las ostomías en otro artículo).

Una duda que puede surgir en el momento de su colocación es la elección de por dónde deberíamos introducirla: ¿por boca o por nariz?

La introducción por nariz (nasogástrica) conlleva un menor riesgo de extracción accidental que por boca (orogástrica), pero debemos tener en cuenta también una serie de factores:

Sonda orogástrica

En el recién nacido se recomienda la introducción de la sonda por boca:

  • Para no aumentar la resistencia en la vía aérea superior, lo cual implica mayor riesgo de desaturación.
  • Cuando el neonato presenta asistencia respiratoria no invasiva, ya que podría impedir un buen sellado de estos dispositivos.
  • En pacientes prematuros en los que el tamaño de la narina es reducido y existe el riesgo de provocar pequeñas heridas en los orificios nasales, debido a que no hay espacio suficiente para las cánulas de unas gafas nasales y una sonda.
Sonda nasogástrica

Se recomienda la introducción de la sonda por nariz:

  • Cuando el neonato comience con alimentación oral, para favorecer un correcto sellado al pecho, estimulando así un correcto establecimiento del reflejo de succión-deglución.

Sonda transpilórica

Sólo se planteará la colocación de una sonda transpilórica alojada en duodeno, cuando la sonda gástrica no sea bien tolerada y pueda implicar una complicación en la salud del neonato. Esta complicación podría ocurrir en el caso de que el recién nacido presente residuos gástricos constantes, vómitos o reflujo gastroesofágico que puedan afectar a nivel respiratorio por la existencia de riesgo de aspiración broncopulmonar.

Es importante resaltar que la alimentación transpilórica debe infundirse de forma continua, ya que el intestino delgado no tiene la misma capacidad de distensión que el estómago.

CONTRAINDICAcioNES

No se debe llevar a cabo la inserción de una sonda enteral en las siguientes situaciones:

  • Presencia de una atresia y estenosis esofágica o fístula traqueoesofágica.
  • Periodo postoperatorio inmediato en el caso de cirugías en boca, faringe, esófago o estómago (por ejemplo: atresia esofágica). En estos casos se debe consultar al servicio de Cirugía o médico responsable.
  • Alteraciones estructurales como en el caso de la atresia de coanas.
  • En caso de fractura de base de cráneo, rotura de huesos de la cara y taponamiento nasal está contraindicada la inserción de la sonda por nariz, por lo que se utilizará la vía orogástrica.

CUIDADOS DE ENFERMERÍA

Como cualquier dispositivo, las sondas enterales precisan de unos cuidados por parte de enfermería para evitar complicaciones y mantenerlas permeables. A continuación, los enumeramos:

1. COMPROBAR LA UBICACIÓN DE LA SONDA ANTES DE INICIAR LA ALIMENTACIÓN

Alrededor del 2% de las sondas, se colocan erróneamente en vía aérea de forma inadvertida. No debemos olvidar que:

  • La radiografía es el método más preciso para verificar una correcta posición de las sondas de alimentación.
  • El único método no radiológico fiable para descartar una mala ubicación en vía aérea es la medición del pH del aspirado de la sonda
    • Un pH ≤ 4 indica una colocación adecuada en estómago
    • En el caso de las sondas duodenales, obtendremos un pH alcalino (5-7).

Es importante saber que la alimentación enteral continua altera el pH gástrico a un nivel más alcalino.

2. cambiar la fijación siempre que ésta se encuentre deteriorada

Entenderemos que la fijación debe ser sustituida si observas que está majada, despegada o visiblemente sucia. De esta manera, evitaremos una posible extracción accidental de la sonda.

3. CLAMPAR LA SONDA ANTES DE DESCONECTARLA PARA ADMINISTRAR LA MEDICACIÓN

4. limpiar la sonda después de administra la medicación

Para ello, se infundirá la cantidad necesaria de agua destilada teniendo en cuenta el volumen muerto de cada una de ellas.

Esta limpieza NO es necesaria tras la administración de la alimentación enteral, ya que la introducción de agua destilada al sistema digestivo puede provocar diarreas y deshidratación en el recién nacido. Por ello, intentaremos administrar la medicación a la vez que la alimentación.

5. VIGILAR EL ESTADO DE LA PIEL Y MUCOSAS DE LUGAR DE INSERCIÓN DE LA SONDA

Limpiaremos las fosas nasales con una gasa húmeda para evitar irritaciones. En caso de recambio de la sonda nasogástrica, cambiar de narina si es posible.

BIBLIOGRAFÍA

Por

Yolanda Campos

Enfermera de neonatología en el Hospital de Cruces

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