Hoy en día es inimaginable pensar en someterse a cualquier cirugía sin anestesia, pero hace menos de 200 años los pacientes sufrían un verdadero calvario cuando tenían que ser operados. De hecho, la aparición de la anestesia supuso toda una revolución, motivo por el cual la medicina ha avanzado más en los últimos dos siglos que en toda la historia anterior.
Antes de los primeros usos documentados del eter como anestésico en el s. XIX, se venían utilizando desde la antigua Mesopotamia diversas hierbas y sustancias anestésicas, como el opio o el cannabis.
Los avances en este campo en la Edad Media se deben, principalmente, a los médicos del mundo árabe. En concreto, se conoce el primer manual ilustrado sobre cirugía, publicado en el año 1.000 por el médico andalusí Abu al-Qasim al-Zahrawi, en el que se describían sistemas como la esponja mojada con sustancias anestésicas que se colocaba bajo la nariz del paciente.
Otros métodos mucho menos ortodoxos fueron documentados también antes de la invención de la anestesia. Por ejemplo, en Italia en el s. XVII era habitual la anestesia por hipoxia cerebral, que se conseguía asfixiando al paciente para cortar el suministro de oxígeno al cerebro hasta que perdía el sentido. Entonces se procedía a la operación. Otros médicos llegaban incluso a golpear la cabeza del paciente para que quedara inconsciente.
El cirujano británico John Hunter, por su parte, puso en práctica en el S. XVIII otro experimento algo salvaje: la compresión o sección de raíces nerviosas, aunque también fue pionero en el uso del frío como elemento analgésico, la hoy conocida como crioterapia.
Sin embargo, ninguno de estos cuestionables métodos analgésicos o anestésicos era suficiente para frenar las cifras de muerte durante la cirugía o por una infección postoperatoria. De hecho, en las primeras décadas de 1800, en The Old Operating Theatre, en London Bridge, una de las salas de operaciones más antiguas de Europa que todavía se conserva, morían dos de cada tres pacientes, según los coordinadores del museo que hoy hay en ese mismo espacio.
Cómo eran las operaciones sin anestesia
Las técnicas en cirugía han avanzado muchísimo en la edad contemporánea, especialmente desde la aparición de la anestesia. Pero, ¿cómo eran las intervenciones quirúrgicas antes?
- Cirugías rápidas para minimizar la muerte por hemorragia. De hecho, los cirujanos más valorados eran los más rápidos y una amputación podía realizarse en unos 10 o 15 minutos.
- Cirugías sin anestesia. Hasta 1846, a los pacientes se les daba alcohol o algún material como un bastón de cuerdo para morderlo durante lo que durara la intervención.
- Falta de higiene. A principios del s. XIX no se conocía la existencia de los microbios y, por tanto, no se utilizaba ningún método antiséptico. Los cirujanos reutilizaban las batas manchadas de sangre, símbolo de su éxito profesional; se lavaban las manos solo tras la operación y los instrumentos y materiales utilizados tampoco se limpiaban.
La suma de todos estos factores explica por qué los hospitales tenían tasas de mortalidad superiores al 25%.
La revolución que supuso la aparición de la anestesia
La historia nos traslada e EEUU en diciembre de 1844 cuando el Gardner Quincy Colton, un showman itinerante, hizo una demostración de los efectos de la inhalación de óxido nitroso. La casualidad quiso que entre el público se encontrara Horace Wells, un dentista interesado en las innovaciones para su profesión.
El interés de Wells le llevó a realizar un experimento a la mañana siguiente durante el cual, su colega John Riggs le extrajo uno de sus propios dientes después de haber inhalado el gas. Un resultado exitoso llevó a Wells a aprender a fabricar óxido nitroso y utilizarlo en su consulta. Cuando se decidió a mostrar su descubrimiento en la universidad, en concreto en la Facultad de Medicina de Harvard, el anestésico no funcionó y Wells perdió la atención y el interés de sus colegas.
Sin embargo, uno de los discípulos de Wells, el doctor William Norton, continuó investigando en esta línea, pidió ayuda a su profesor de química en Harvard, Charles Jackson, para mejorar la técnica y el gas utilizado. Hay mucha controversia acerca de quién fue realmente el descubridor de este método, pero el caso es que Morton estudió y probó en animales y pacientes la administración de éter para limitar el dolor en las cirugías.
Este tuvo más suerte que su maestro Wells, pues cuando el 16 de octubre de 1846 le invitaron al Hospital General de Massachusetts a hacer una demostración ante una gran audiencia, la anestesia funcionó.
La noticia del descubrimiento corrió como la pólvora, y en diciembre de ese mismo año, ya se estaba poniendo en práctica en las salas de operaciones del Reino Unido, al otro lado del charco.
Los avances de la anestesia en la actualidad
Tras este descubrimiento fundamental para los posteriores avances en medicina, llegaron muchos otros como las anestesias regionales. De hecho, aquí os contamos la historia de Fidel Pagés, el médico español que descubrió la anestesia epidural.
Hoy en día, las técnicas son muy diversas, tal y como podéis leer en este artículo sobre los distintos tipos de anestesia. Además, han avanzado muchísimo y van encaminadas a una invasividad mínima para el paciente para que su postoperatorio sea más fácil, rápido y menos costoso para el sistema de salud.
Pese a todos los avances que han transformado el mundo de la anestesia, tal y como vemos en esta entrevista a los anestesistas más punteros de España, eliminar el dolor de los pacientes sigue estando en el centro de las preocupaciones de los anestesiólogos del S. XXI.
Gil Rosendo, Inma. 4 datos escalofriantes sobre cómo se hacían las operaciones en los hospitales hace 200 años. BBC Mundo, 2017.
García, Jorge. Esponjas somníferas, cirujanos veloces y golpes en la cabeza: ¿Cómo era la cirugía antes de la invención de la anestesia? 20 Minutos, 2019.
Historia de la anestesia: el descubrimiento que lo cambió todo. Acunsa Noticias.
Gonzalo Rodríguez, Victoria et al. Historia de la raquianestesia y de la anestesia epidural en España. Arch. Esp. Urol. vol.60 no.8 oct. 2007.
Zardo, Nicolás. Pasteur: El descubrimiento de los gérmenes. Perini Journal.
Wildsmith, Tony. The History of Anaesthesia. Royal College of Anaesthesists.
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