Cuando se produce un accidente cerebrovascular, partes del cerebro se dañan y pueden comenzar a morir en minutos. Por ello, la prevención, el diagnóstico y la acción terapéutica deben ser inmediatas. Neurocirujanos, anestesistas, intensivistas y neurointervencionistas se esfuerzan a diario por evitar las complicaciones asociadas a procedimientos neuroquirúrgicos y endovasculares.2 A pesar de ello, cada año, casi 800.000 personas tienen un accidente cerebrovascular, más de 140.000 mueren y muchos supervivientes quedan con discapacidades. 1

Tanto es así que una de cada 20 muertes de adultos se debe a un accidente cerebrovascular, según datos de la CDC, cerca del 80% se podían haber prevenido.1

Cuando se produce un accidente cerebrovascular, partes del cerebro se dañan y pueden comenzar a morir en minutos. Por ello, la prevención, el diagnóstico y la acción terapéutica deben ser inmediatas. 1

En cualquier procedimiento de alto riesgo, entre los que se incluye la neurocirugía, la monitorización hemodinámica tiene un papel fundamental para guiar el tratamiento y actuar de forma precoz evitando posibles complicaciones que pongan en riesgo la vida del paciente.

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