Administrar la cantidad idónea de fluidos es crucial en situaciones de sepsis o shock séptico.
En los pacientes críticos, el objetivo de la fluidoterapia intravenosa es aumentar el gasto cardiaco para conseguir mejorar tanto la micro como la macro circulación, así como el aporte de oxígeno a los tejidos (DO2). Sin embargo, buscando mejorar dicha oxigenación, es posible que se produzca una dilución del oxígeno con la sobrecarga de líquidos.
¿Qué debemos hacer entonces?
¿Cuánto y cuántos líquidos intravenosos debemos infundir a nuestro paciente?
¿Cómo puede ayudarnos la monitorización hemodinámica para mejorar la toma de decisiones?