La oxigenoterapia debe ser un tratamiento preciso y que requiere de criterios clínicos para su evaluación, dado que un manejo incorrecto o tiempos de dosificación inadecuados puedes significar el desarrollo de numerosos efectos adversos, tales como la toxicidad en el organismo (sobredosis de oxígeno) o lesiones patológicas en los tejidos. Sin embargo, esta necesaria precisión entra en conflicto ante la falta de consenso científico acerca de la concentración de oxígeno que debe suministrarse y el tiempo necesario para que dichos efectos se lleven a cabo… ¿Cómo podemos optimizar el tratamiento?
¿Cómo optimizar la administración de O2 a las necesidades del paciente?
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