Artículo en colaboración con: Sufian Mohamed, médico responsable UAV Hospital Universitario Melilla; y Jonayda El Mahi, enfermera UAV Hospital Universitario Melilla
El FICC-Port representa una oportunidad clave para mejorar el acceso vascular en pacientes con necesidades complejas que no pueden beneficiarse de dispositivos tradicionales como el PICC o el PICC-Port.
Si lo que no está disponible son los accesos torácicos, muchos profesionales de enfermería se enfrentan a una situación límite: la necesidad urgente de garantizar un acceso venoso seguro y eficaz para continuar con el tratamiento del paciente. Y es en ese momento cuando surge la pregunta inevitable: ¿por qué no optar por un PICC o un PICC-PORT?
Pero, ¿qué ocurre cuando tampoco hay disponibilidad en los miembros superiores? No tenemos disponible ni acceso central ni periférico, y el tiempo apremia. ¿Significa eso que el paciente no recibirá tratamiento? La respuesta es no, porque cada paciente merece una solución adaptada a su realidad clínica, y tú puedes ser el profesional que lo haga posible.
Existe una alternativa que ha cobrado fuerza en los últimos años, el acceso femoral. Este enfoque, antes relegado, ha sido redescubierto y revalorizado gracias a una nueva comprensión clínica y técnica. Y dentro de esta evolución, el FICC-Port se posiciona como una solución revolucionaria. Diseñado específicamente para ampliar las opciones de tratamiento, el FICC-Port no solo responde a una necesidad crítica, sino que lo hace garantizando seguridad, eficacia y continuidad asistencial.
Somos Jesús Cortés, enfermero responsable UAV, Sufian Mohamed, médico responsable UAV; y Jonayda El Mahi, enfermera UAV del Hospital Universitario de Melilla; y en este artículo, os mostraremos cómo identificar al paciente adecuado, preparar el procedimiento y realizar la implantación del FICC-Port paso a paso.
Si no tienes tiempo de leer el artículo completo aquí te dejamos un breve resumen:
DEL PICC-PORT AL FICC-PORT
La aportación del PICC y del PICC-Port a las posibilidades de acceso vascular de determinados pacientes resulta incuestionable. Sin embargo, dada la complejidad de los pacientes ingresados en nuestras unidades de hospitalización, así como de los pacientes crónicos que precisan de un acceso de larga duración; hacen necesaria una respuesta segura y eficiente por parte de los profesionales que desempeñan su labor en las distintas unidades de acceso vascular. A parte de representar una visión que podríamos calificar de reduccionista, limitar las posibilidades de acceso venoso al uso del PICC y PICC Port, deja fuera de nuestra cartera de servicios a pacientes que podían beneficiarse del uso de otros dispositivos como el FICC (Fig.1) y el FICC Port.

Pacientes con capital venoso agotado en extremidades superiores, patología de vasos torácicos (frecuente en pacientes con masas torácicas), cirugías bilaterales de mama, pacientes con cirugías y radioterapia en tórax y cuello, pacientes ya portadores de líneas centrales torácicas; son sólo algunos ejemplos de pacientes que quedan fuera de nuestro espectro de asistencia si sólo nos limitamos al acceso venoso de vasos torácicos.
Por otro lado, el potencial de la enfermería actual para la adquisición de habilidades y su desarrollo profesional resulta incuestionable y su formación en estos aspectos relacionados con el acceso vascular, no es sólo un derecho de los pacientes que pueden ver ampliadas sus posibilidades terapéuticas, sino una obligación para aquellos profesionales que desempeñan su labor en este tipo de unidades y que aspiran a la excelencia. Limitarnos al uso del PICC y del PICC-Port, para aquellos pacientes que no tienen otra alternativa, implica negar una realidad necesaria en multitud de pacientes que requieren de nuestro compromiso con la calidad asistencial.
FICC-PORT, ¿DE QUÉ TIPO DE DISPOSITIVO HABLAMOS?
El FICC-Port, catéter central totalmente implantado con acceso a vena femoral y punta ubicada en vena cava inferior; es un dispositivo diseñado para proporcionar acceso venoso central seguro y prolongado. Este catéter se conecta a un reservorio subcutáneo, que se implanta en la parte anteromedial del muslo generalmente.
Este puerto permite la administración intravenosa de tratamientos como quimioterapia, nutrición parenteral, terapia intravenosa de largo plazo, así como extracción de muestras sanguíneas mediante punciones percutáneas con agujas especiales (no coring).
Está especialmente indicado en pacientes donde los accesos torácicos no son factibles o seguros, ya sea por trombosis, radioterapia previa, infecciones, malformaciones, escaso calibre de los vasos venosos o agotamiento de capital venoso; representando una alternativa eficaz a dispositivos como PICC, PICC-Port o puerto torácico.
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7 PASOS PARA LA IMPLANTACIÓN EXITOSA DE UN FICC-PORT
1. Valoración del paciente candidato a ficc-port
Seleccionar al paciente adecuado para un FICC-Port es clave para garantizar eficacia y seguridad clínica. En general, este dispositivo no constituye un acceso de primera elección, pero sí una excelente alternativa cuando los accesos convencionales no son viables o implican riesgos inaceptables. El éxito, no solo de la implantación adecuada del dispositivo, sino de su normal funcionamiento sin complicaciones durante toda su vida útil, depende, entre otras cosas de una valoración exhaustiva de la idoneidad del paciente, de sus preferencias y de algunos elementos clínico/anatómicos que describiremos a continuación.
2. Preparativos previos y consentimiento informado
Es imprescindible que el procedimiento se lleve a cabo con un protocolo claro y seguro que abarque todos los aspectos relativos al procedimiento desde la selección del candidato y su valoración, hasta la identificación y el manejo de posibles complicaciones que pudiesen surgir.
El consentimiento informado continúa siendo un aspecto al que hay que prestar atención en el trabajo rutinario de las Unidades de Acceso Vascular. La aceptación por parte del paciente debe basarse en información clara, completa y asegurándonos que el paciente ha entendido todos los extremos del procedimiento.
3. Elección del vaso y planificación del acceso
En general, todo comienza con la identificación del candidato a la implantación del dispositivo y su indicación clínica en base a las consideraciones que hemos apuntado anteriormente. Posteriormente, debe realizarse un examen clínico y ecográfico de las venas de los MMII para confirmar que no existe ningún signo que contraindique la instalación del dispositivo. En este paso, han de identificarse las venas femorales superficial y común (VFS, VFC) así como las arterias femoral y común (RaFeVA).

La identificación del paquete nervioso, como ocurre en el RaPeVA es también de obligado cumplimiento. Una vez que se han identificado las estructuras de las que hablamos, debemos decidir a cuál de los vasos venosos vamos a acceder. En general, la bibliografía recomienda el acceso a la vena femoral superficial, sin embargo, en algunos pacientes, por sus características anatómicas, su punción y canalización puede suponer un verdadero desafío; es por ello, que podemos acceder también como segunda opción a la vena femoral común; por supuesto siempre que contemos con las habilidades necesarias para ello.

Tras esto, como ocurre en la inserción de otros dispositivos, pero en este caso es especialmente importante, ya que puncionamos vasos más profundos y por tanto más difícilmente compresibles; se hace también necesaria la valoración del estado de coagulación del individuo por si fuese necesaria su corrección o suspensión del tratamiento antitrombótico.
4. Procedimiento de implantación
Una vez que hemos hecho las evaluaciones y comprobaciones necesarias pasamos al procedimiento de implantación. El material necesario es el mismo que para cualquier otro tipo de acceso venoso central a parte del material quirúrgico necesario para la creación del bolsillo –porta, tijeras romas, pinzas disección s/d, mosquito s/d- según preferencias del operador.
Con respecto al calibre del catéter se pueden usar Kit de implantación desde 4 Fr a 7 Fr dependiendo de la anatomía del paciente y siempre respetando la ratio catéter/vena <1/3. No obstante, se recomienda el uso de cámaras de perfil bajo.
Tras lavado previo (esponjilla jabonosa con clorhexidina + cloherxidina alcohólica) de zona de implantación y una zona amplia alrededor, se procede al montaje de campo estéril amplio que cubra la totalidad del paciente y montaje de la mesa auxiliar con todo el material necesario.

Con seguimiento ecográfico se anestesia la zona de punción con mepivacaína (tras la inserción de la guía anestesiaremos también la zona del túnel y el bolsillo).
Con seguimiento ecográfico se localiza y se punciona el vaso objetivo (Fig 2 y 3) y se inserta el catéter (técnica microseldinger modificada).
Es necesario tener en cuenta que, dependiendo de la anatomía del paciente y la profundidad del vaso al que accedamos, podemos necesitar un introductor más largo (10 cms) que los que habitualmente usamos con los Kit de inserción.
5. Medición y verificación de la longitud del catéter
La punta del catéter debe quedar alojada en vena cava inferior (por debajo del diafragma). Este apartado, como ocurre con los catéteres alojados en vasos torácicos, es de extrema importancia. La ubicación anómala de la punta en zonas como las venas ilíacas, renales o hepáticas; puede dar lugar a complicaciones serias.

Los métodos para insertar la longitud adecuada del catéter incluyen:
- Toma de medidas anatómicas: En general, no es necesario llegar hasta la unión de la vena cava inferior con la aurícula derecha, por lo que mediremos desde el pliegue inguinal hasta el punto medio entre ombligo y apéndice xifoides del paciente. La longitud idónea suele variar entre los 25 y 30 cm dependiendo de la anatomía del paciente. A esto hay que sumar el tramo a tunelizar.
- Localización ecográfica: Ideal por su bajo coste y ser al mismo tiempo un método que puede llevarse a cabo dentro del procedimiento por lo que evita manipulaciones y correcciones posteriores que pueden entrañar riesgos para el paciente. A través de una ECO- transtorácica, a nivel subcostal o transhepática (dependiendo de la localización pretendida) se puede ubicar la punta mediante el procedimiento conocido como “bubble test”.
- En aquellos casos en los que pretenda dejarse la punta del catéter en la unión de la aurícula derecha con la vena cava inferior, es recomendable y factible usar el método de ECG intracavitario.
- La fluoroscopia y Rx de abdomen son métodos válidos, pero con algunas deficiencias, constituyendo también procedimientos más caros y lesivos para el paciente.

6. Creación del bolsillo subcutáneo y tunelización
En ocasiones, dependiendo de las preferencias del operador, la creación del bolsillo es el paso previo a la inserción del catéter una vez instalada la guía metálica. No obstante, podría darse la situación, de que, una vez creado el bolsillo, no fuese posible la instalación del catéter en su lugar por circunstancias improbables, pero no imposibles.
El lugar para ubicar la cámara venosa, y por tanto el lugar dónde ubicar el punto de salida del catéter, se debe elegir respetando los principios del método Zone Insertion Method (ZIM) aplicados al acceso femoral. Así, el lugar idóneo debe estar alejado de la zona “sucia” y con más riesgo de sufrir contaminación, así como de zonas donde sean más previsibles los movimientos de tracción sobre el catéter que pueden aumentar el riesgo de trombosis venosa y acodamiento.
Posibles localizaciones son el tercio inferior del muslo (en su cara antero-medial) y en la pared abdominal a la altura de la espina ilíaca. Hemos de decir que en nuestra unidad no tenemos experiencia con la localización abdominal de la cámara venosa y por tanto nuestro conocimiento de ella depende exclusivamente de la bibliografía al respecto. La elección de una u otra localización depende fundamentalmente de la anatomía del paciente y también de sus preferencias.
Tras la creación del bolsillo, el catéter se tuneliza hasta el mismo dentro del tejido subcutáneo. La forma más segura y menos agresiva de “construir” el túnel y el bolsillo es a través de una hidrodisección del tejido subcutáneo con anestésico local y suero salino en la misma proporción. Una vez tunelizado el catéter, se conecta a la cámara venosa, se comprueba el correcto funcionamiento y se procede al cierre del bolsillo con sutura reabsorbible y cianoacrilato (Fig. 4).
7. Cuidados postoperatorios y seguimiento
En nuestra Unidad de Accesos venosos, cubrimos la herida quirúrgica con apósito de gasa y apósito transparente semipermeable.
Se le indica al paciente los cuidados que debe tener hasta su revisión que consisten básicamente en limitar los movimientos bruscos y repetitivos del miembro en donde se aloja el catéter al menos durante 72 horas.
- Evitar mojar la herida quirúrgica al menos durante 7 días.
- Vigilar la presencia de sangrado y si lo hubiese acudir a nuestra Unidad.
- Toma de analgésicos que use habitualmente si fuese necesario.
- Revisión a los 7 días en nuestra unidad (a menos que su uso sea necesario antes) donde comprobamos el estado de la herida quirúrgica y el correcto funcionamiento del reservorio.
FICC-PORT: UNA RESPUESTA NECESARIA PARA UNA ENFERMERÍA QUE EVOLUCIONA
El FICC-Port no solo representa una alternativa técnica al acceso venoso convencional, sino una oportunidad para ampliar el espectro de atención que ofrecemos a pacientes con necesidades complejas. Incorporar este dispositivo a la práctica clínica no es solo una cuestión de innovación, sino de compromiso con la excelencia asistencial. Como profesionales de enfermería, tenemos la capacidad —y la responsabilidad— de liderar este cambio, adquiriendo las competencias necesarias para ofrecer soluciones seguras, eficaces y adaptadas a cada situación clínica. Apostar por el FICC-Port es apostar por una enfermería más resolutiva, más preparada y centrada en el paciente.

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