La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito médico ha abierto nuevas fronteras en el análisis e interpretación de datos complejos. En cardiología, la IA se utiliza para detectar patrones sutiles en electrocardiogramas (ECG), predecir riesgo de eventos adversos y optimizar el seguimiento clínico.
Modelos entrenados con millones de registros pueden identificar arritmias, disfunción ventricular o signos precoces de insuficiencia cardíaca, incluso antes de que el clínico note anomalías. Además, la IA aplicada a las imágenes cardíacas contribuye a delinear estructuras con mayor precisión, segmentar cavidades y tejidos automáticamente y estimar volúmenes y fracciones de eyección de forma reproducible.