“¿Cuántas veces te has preguntado si ese catéter debía seguir colocado un día más? En el entorno hospitalario, cada elección que tomamos cuenta. Elegir mantener o cambiar un dispositivo puede marcar la diferencia entre prevenir una infección o provocar una complicación grave.”
Las unidades de cuidados intensivos son escenarios exigentes y complejos, donde se atiende a pacientes frágiles y cada decisión tiene un impacto directo en su evolución.
En medio de la presión asistencial, la rotación del personal y la gran cantidad de material disponible; no siempre es fácil saber cuándo ha llegado el momento de retirar o cambiar un dispositivo. A veces seguimos haciendo lo mismo “porque siempre se ha hecho así”, otras veces por falta de protocolos claros. Pero esa incertidumbre puede traducirse en complicaciones evitables.
Este artículo quiere ayudarte a resolver esa duda que todos nos hemos hecho alguna vez: ¿Hasta cuándo puedo dejar este dispositivo? Aquí encontrarás una guía práctica, basada en la evidencia, que te permitirá tomar decisiones más seguras y fundamentadas en tu día a día.
UN RECORRIDO ASISTENCIAL COMPLEJO
En las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), la utilización de dispositivos invasivos es esencial para la monitorización y tratamiento de pacientes. Sin embargo, su uso prolongado o inadecuado puede incrementar el riesgo de infecciones asociadas a dispositivos, como bacteriemias, neumonías o infecciones urinarias, que afectan negativamente a la evolución y seguridad del paciente (1, 2).
Con frecuencia, muchos pacientes siguen un recorrido asistencial complejo que abarca diferentes niveles de atención: ingreso por Urgencias, paso (o no) por UCI y/o quirófano, continuación en Hospitalización y, en algunos casos, Hospitalización a Domicilio (HADO). Durante este recorrido se utilizan dispositivos como sondas, catéteres venosos periféricos o centrales, drenajes, cánulas, entre otros, que requieren una monitorización y un seguimiento estandarizado y continuo para garantizar la seguridad del paciente y prevenir complicaciones.
Por ello y para abordar esta problemática, la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) desarrolló los conocidos Proyectos Zero, un conjunto de iniciativas dirigidas a la prevención de infecciones relacionadas con dispositivos. Estos proyectos — Bacteriemia Zero, Neumonía Zero, Resistencia Zero e ITU-Zero — establecen así, medidas específicas y protocolos basados en la evidencia para la indicación, inserción, mantenimiento y cambio de equipos médicos invasivos (3, 4).
La implementación de estos proyectos ha demostrado una reducción significativa de las infecciones nosocomiales y la mejora en la seguridad del paciente, subrayando la importancia de respetar los tiempos recomendados de duración y reemplazo de dispositivos. Así, conocer y aplicar estas recomendaciones es fundamental para optimizar la atención y minimizar complicaciones en pacientes críticos (5).
10 COMPLICACIONES FRECUENTES
Las complicaciones más frecuentes que podemos encontrar asociadas a dispositivos según Proyectos Zero son las siguientes: (4)
Infecciones relacionadas con dispositivos invasivos (IRDI):
- Infección de catéter venoso central (CVC): bacteriemias asociadas a catéteres centrales por manejo inadecuado o falta de asepsia.
- Infección de catéter venoso periférico: flebitis, infección local o bacteriemia por mala manipulación o permanencia prolongada.
- Infección urinaria asociada a sondas vesicales (ITU-SS): infección del tracto urinario causada por sondas retenidas más tiempo del necesario o mala técnica en inserción y mantenimiento.
- Neumonía asociada a ventilación mecánica (NAVM): infecciones pulmonares en pacientes con ventilación mecánica debido a mala higiene de los circuitos o técnica incorrecta en el manejo del tubo endotraqueal o cánula traqueal.
Complicaciones mecánicas
- Obstrucción o malfuncionamiento del dispositivo.
- Desplazamiento o extracción accidental.
- Lesiones tisulares o vasculares por inserción incorrecta.
Otras complicaciones
- Trombosis y tromboflebitis: formación de coágulos alrededor del catéter por permanencia prolongada o técnicas deficientes.
- Dolor y malestar: asociado a inserción inadecuada o mantenimiento deficiente.
- Complicaciones en la retirada: retiro tardío o incorrecto que puede causar sangrado o daño tisular.
¿CÓMO PODEMOS MINIMIZAR LOS RIESGOS?
Si nos basamos en las medidas clave de Proyectos Zero para minimizar riesgos (4), hay 5 acciones clave que debemos realizar:
- Aplicar técnicas de inserción asépticas y estandarizadas.
- Monitorizar diariamente la necesidad y estado del dispositivo.
- Mantener registros precisos y comunicación efectiva entre los miembros del equipo.
- Retirar los dispositivos lo antes posible cuando ya no sean necesarios.
- Formación continua del personal en manejo seguro de dispositivos.
La vigilancia estricta y la adherencia a protocolos para la duración y el reemplazo de los dispositivos contribuyen directamente a la seguridad del paciente y a la calidad de la atención sanitaria. Es decir, una recopilación clara y actualizada de los tiempos recomendados para la duración y el cambio de estos equipos nos permite tomar decisiones basadas en evidencia y promueve un uso racional de los recursos.

¿CADA CUÁNTO TIEMPO DEBO CAMBIAR MI DISPOSITIVO?
En esta tabla recogemos el tiempo recomendado de duración y/o el intervalo para el cambio de diversos equipos y sistemas médicos, basándose en las guías y recomendaciones vigentes.
Es importante destacar que estos tiempos son orientativos y pueden variar según los protocolos específicos de cada centro hospitalario, las indicaciones del fabricante, así como las condiciones clínicas particulares de cada paciente.
Tabla 1. Duración y cambio de equipos/sistemas según recomendaciones.




Además, debemos tener en cuenta de que, en caso de rotura, suciedad o presencia de signos de infección, se procederá al cambio inmediato del dispositivo, independientemente del tiempo de uso recomendado.
La decisión de mantener, retirar o cambiar un dispositivo debe basarse en la evaluación clínica diaria, el estado del sitio de inserción, la funcionalidad del dispositivo y la presencia de signos de complicación, y no únicamente en un criterio temporal fijo.
CONSTRUIR UNA CULTURA CLÍNICA QUE NOS PERMITA REFLEXIONAR
El sentido común clínico y la evaluación diaria sistemática nos permiten un uso más seguro, racional y eficiente de los dispositivos. La permanencia de estos más tiempo del necesario aumenta las complicaciones, el malestar del paciente y costes. Más allá de memorizar intervalos, debemos desarrollar una cultura clínica donde creemos un espacio para preguntarnos cada día: ¿Este dispositivo sigue siendo útil? ¿Cuándo fue la última vez que lo cambiamos?
Por ello, esta aproximación individualizada y basada en la evidencia, no pretende ser una norma rígida, sino una herramienta que te ayude a tomar decisiones más seguras en tu práctica diaria. Porque mejorar la seguridad del paciente no siempre requiere grandes gestos: a veces, empieza por retirar a tiempo un catéter.
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BIBLIOGRAFÍA
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- Aguilera Á, Añón JM, Balseiro M, et al. Impacto de los Proyectos Zero en la reducción de infecciones relacionadas con dispositivos en UCI: resultados en España. Med Intensiva. 2017;41(9):561-570. doi:10.1016/j.medin.2017.03.009.
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- Palomar M, Álvarez-Lerma F, Riera A, et al. Impact of a national multimodal intervention to prevent catheter-related bloodstream infection in the ICU: The Spanish “Bacteriemia Zero” project. Crit Care Med. 2013 Sep;41(9):2364-72. doi:10.1097/CCM.0b013e3182965f98.
- Ruiz A. 9 claves para seleccionar el DAVC adecuado. Campus Vygon España [Internet]. 2022 Sep 27 [citado 2025 Jun 2]; Disponible en: https://campusvygon.com/es/claves-davc-adecuado/
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