Cuando se realiza una RCP, es imprescindible contar con unos protocolos de actuación específicos que permitan aumentar lo máximo posible las posibilidades de reanimación del paciente. No obstante, no siempre es posible y la víctima, en ocasiones, fallece. En estos casos, es fundamental la existencia de un programa de trasplantes que permita asegurar la utilidad de estos órganos y salvar la vida de más ciudadanos.
Recogemos parte de la entrevista realizada en el CERCP (Congreso Español de Reanimación Cardio Pulmonar) a José Ramón Núñez, Ex Director del Programa de Trasplantes de la Organización Mundial de la Salud (Ginebra – HQ).
Asegurar el éxito de la reanimación
Realizar una RCP de calidad es el elemento primero e imprescindible para salvar la vida del paciente. En este aspecto, lo primordial es llegar a tiempo. Deben ser unos tiempos cortos y establecidos, llegando antes de los diez minutos tras la parada cardíaca.
A partir de la parada, se inicia la reanimación cardio pulmonar para salvar al ciudadano. En aquellos casos en los que no se consiga, el siguiente paso es intentar que se convierta en donante de órganos. Para ello, los órganos deben tener una perfusión suficiente, ventilación y un masaje cardiaco efectivo.
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¿Y si la RCP falla?
Si por cualquier circunstancia la reanimación cardio pulmonar no reanimase al ciudadano, se daría pie a la siguiente fase: salvar los órganos para futuros trasplantes.
Gracias a un protocolo establecido entre los servicios de emergencia y la coordinación el hospital se han llevado a cabo numerosos trasplantes bajo la dirección de José Ramón Núñez. Señala que es imprescindible mantener la reanimación cardiopulmonar, ya no para reanimar al paciente, sino para conseguir que los órganos se mantenga perfundidos.
«Con un buen masaje torácico, es posible mantener una presión sistólica de 60/70, suficiente para que los órganos se conserven útiles para un posterior uso, con un límite de tiempo de dos horas. «
Es en este margen temporal en el que los sanitarios deben trabajar, incluyendo el tiempo de la reanimación previa del paciente, el cual no es inferior en ningún caso a los 30 minutos, el traslado y la llegada al hospital.
Seguridad del paciente en la cadena asistencial: desde la ambulancia hasta la UCI
La certificación de la muerte del ciudadano debe realizarse en el propio hospital y por una persona ajena al Programa de Trasplantes y de los Servicios de Emergencias, un médico intensivista. Es necesario obtener una autorización judicial, para lo que se instauran los mecanismos y protocolos pertinentes con estas autoridades.
El equipo pone al paciente en ECMO, lo cual permite extender la vida de los órganos durante 4 horas más. Estas son dedicadas a la localización de la familia, comunicación de su muerte y solicitud y autorización para permitir la extracción de los órganos.
Este procedimiento comenzó en SAMUR Madrid en el año 1989, y desde entonces se ha extendido a todo el mundo. Gracias a este programa se han conseguido recuperar una media de 60 donantes anuales por hospital, debido a este tipo de pacientes que fallecieron por parada cardiaca extrahospitalaria.
¿Por qué apostar por un programa de trasplantes?
El Ex-Director del Programa de Trasplantes de la Organización Mundial de la Salud (Ginebra – HQ), insiste en la importancia y beneficios de los trasplantes para la sociedad en su conjunto. No se trata de un caso aislado, los aspectos positivos de conseguir salvar los órganos de los pacientes fallecidos son numerosos y se extienden a nivel internacional.
En España, solo en trasplantes renales, se ahorra más del doble de lo que se gasta en todo el programa de trasplantes de los diferentes órganos del cuerpo humano. Poniéndolo en cifras de mayor envergadura:
«En 2021 se ahorraron 900 millones de euros gracias a los Programas de Trasplantes. Mientras, el gasto total fue de 340 millones. El margen de beneficio es evidente.»
Sin duda, un recurso económico «extra«, que permitiría atender a otras patologías y diferentes necesidades sanitarias.
Los efectos del COVID
El Programa de Trasplantes se vio afectado por el COVID por 2 motivos: la saturación de los hospitales y la carencia de recursos humanos y de seguridad para poder realizarlos correctamente. Esto desencadenó en que, en la etapa más dura de la pandemia, tuviesen que pararse los programas de trasplantes existentes.
No obstante, a nivel internacional, la actividad de trasplantes mundial en 2020, no solo no decreció, sino que aumentó en un 17% respecto al anterior año, 2019.
Seguir apostando por los trasplantes
A pesar de lo beneficioso de los trasplantes, es necesario potenciar los programas de donación en los donantes por parada cardiaca. Las necesidades mundiales de trasplante son, aproximadamente, de 1 millón al año. Sin embargo, solo se realizan unos 130 mil trasplantes de órganos sólidos, incluyendo en el recuento al donante vivo.
En España, en el 2021, hubo 53 mil paradas cardiacas. José Ramón Nuñez expone como, si de estas paradas se recuperasen el 10% de los órganos, las cifras ascenderían a los 5 mil donantes. El mensaje no debe malinterpretarse: lo primero es que el paciente se salve, y para ello es necesario que la RCP esté convenientemente hecha.
Con las mencionadas cifras estimadas, en las que se tiene en cuenta que el 90% de los casos fuesen una parada revertida, siguen contrastando fuertemente con las cifras reales. Respecto a las 5 mil donaciones hipotéticas, en 2021 solo se alcanzaron 611 donaciones. Es una realidad: actualmente existe un gran margen de mejora para aumentar las donaciones.
La concienciación ciudadana y de las autoridades pertinentes es clave para que la situación cambie y se continúen impulsando programas tan beneficiosos como éste.
Puedes descargarte aquí la infografía con las cifras más relevantes de la entrevista:
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