En el entorno clínico actual, los profesionales de la salud se enfrentan a un desafío cada vez más común: encontrar un acceso venoso central seguro, duradero y cómodo para pacientes en situaciones complejas, especialmente aquellos con patologías oncológicas o con obstrucciones venosas superiores. Cuando las vías tradicionales como la subclavia o la yugular no están disponibles, la necesidad de una alternativa eficaz se vuelve urgente.
Aquí es donde entra en escena el catéter central de inserción femoral (FICC), una herramienta útil en contextos clínicos de acceso venoso complicado o limitado.
Gracias a los avances en técnicas de inserción y tunelización, el FICC ha dejado de ser una opción de último recurso para convertirse en una solución moderna.
Ahora es una alternativa segura y centrada en el paciente, especialmente en casos donde las vías venosas superiores no están disponibles o presentan complicaciones.
Este artículo presenta una guía clara y práctica sobre el uso del FICC tunelizado con corte proximal, una técnica que permite una colocación precisa reduciendo el riesgo de infección y mejora significativamente la experiencia del paciente. A través de un enfoque basado en evidencia y en la experiencia clínica, exploraremos cómo esta estrategia puede transformar el acceso venoso central en pacientes con necesidades complejas.
Catéter central de inserción femoral
El catéter central de inserción femoral (FICC, por sus siglas en inglés: Femoral Inserted Central Catheter) es un dispositivo intravascular que se introduce a través de la vena femoral y cuya punta se posiciona en la vena cava inferior o superior. Este tipo de catéter se emplea principalmente cuando el acceso venoso central en otras zonas (como subclavia o yugular) no es posible, o en el caso de requerirse un acceso rápido y de fácil colocación, como podría darse en un caso de urgencias.
Hace un tiempo el catéter FICC se relacionaba con infección y trombosis, por tanto, su indicación era:
- Acceso venoso central urgente cuando otras vías no están disponibles.
- Terapias de corta duración (generalmente <7 días).
- Administración de fármacos vesicantes o irritantes.
- Medición de presión venosa central.
La inserción de él, como bien su nombre indica; se realizaba en la femoral común, una “zona sucia” debido a la humedad, sudor y roce, por lo cual siempre iba ligado a complicaciones.
A día de hoy, este concepto está cambiando y nos encontramos en situaciones como el síndrome de vena cava superior (SVCS), trombosis bilateral de subclavia, en la anónima…todo ello principalmente en pacientes oncológicos, lo cual presenta un reto importante para el acceso venoso central, especialmente al requerirse tratamiento prolongado con quimioterapia, nutrición parenteral o antibióticos. En este contexto, el catéter central de inserción femoral (FICC) se presenta como una alternativa eficaz, segura y cómoda permitiendo mantener un acceso central duradero cuando el acceso en una zona superior esté contraindicado. Teniendo en cuenta siempre aquí también el Método ZIM de Dawson, evitando la zona roja, es decir, el punto de salida del FICC deberá encontrarse hacia medio muslo.
La forma de inserción del FICC, de la misma manera que el resto de los catéteres, deberá ser ecoguiada, respetando la ocupación de la vena sin superar 1/3 del diámetro de esta. Así pues, una vez insertado el catéter en vena, la comprobación de su punta deberá realizarse con el método de electrocardiograma intracavitario (ECG-IC) en el caso de que queramos que el catéter quede insertado en cava superior; si no es así y queremos insertarlo en vena cava inferior deberemos emplear la ecografía transhepática.
A la hora de la fijación del FICC, debemos tener presente que se llevará a cabo mediante una fijación adhesiva sin suturas, aunque preferiblemente con sistema de anclaje subcutáneo, cianoacrilato en el punto de inserción y apósito transparente cubriéndolo todo.
También cabe señalar, que las venas de inserción pueden ser: la femoral común, la superficial, profunda…
En ocasiones a nivel de la vena superficial, cuya inserción nos permite la salida del catéter en zona verde, no es posible dado que no hay calibre suficiente de vena, lo cual provoca que se tenga que llevar a hacer la inserción en femoral común, o superficial en zona amarilla, para posteriormente tunelizar a zona verde.

La tunelización nos va a proporcionar una serie de ventajas:
- Posibilidad de elegir un punto de salida en la zona más cómoda para el paciente, generalmente en la cara anteromedial del muslo, evitando zonas húmedas y de pliegue. Así como esta comodidad también se ve reflejada debido a que el punto de salida puede adaptarse a la movilidad del paciente y facilitar el autocuidado y con una menor interferencia con la ropa o actividades cotidianas.
- Menor riesgo de infección al alejar el punto de salida de la región inguinal, de esta forma se reduce la colonización bacteriana.
- La tunelización también crea una barrera mecánica adicional contra la infección.
- Acceso duradero y estable que es posible mantener durante semanas o meses con los cuidados adecuados. Estos catéteres tunelizados presentan una menor tasa de dislocación comparado con catéteres no tunelizados.
DOS FORMAS DE TUNELIZACIÓN: anterógrada o retrógrada
Tunelización anterógrada
Se hace la punción en zona amarilla, se prepara el túnel, y desde el punto escogido de salida, se introduce el catéter subcutáneamente hasta llegar al punto de inserción, y aquí se introduce el catéter, procediendo a la comprobación de la localización de la punta.

Tunelización retrógrada: IDÓNEA PARA FICC TUNELIZADO DE CORTE PROXIMAL
Se inserta el catéter, se realiza el túnel y desde el punto de inserción, se pasa el catéter, subcutáneamente hasta el punto elegido de salida.

TUNELIZACIÓN ADECUADA SEGÚN EL CATÉTER EMPLEADO: PICC DE CORTE PROXIMAL O FICC TUNELIZADO DE CORTE PROXIMAL
Si colocamos un PICC habitual, se corta el catéter teniendo cuenta desde el punto de inserción y sumando los centímetros de túnel.
La tunelización utilizada es la anterógrada, lo que implica realizar un túnel previo a la salida si el catéter se puede colocar correctamente en el paciente.
Este procedimiento requiere conocer la ubicación de la punta del catéter tras la inserción completa, lo que demanda precisión técnica para garantizar una colocación segura.
¿Qué supone esto? Que si surge algún problema durante la inserción, recolocar el catéter se vuelve muy complicado o directamente imposible en muchos casos clínicos.
Además, si hay dificultades en la inserción, ya se habrá realizado todo el proceso sin éxito, lo que implica pérdida de tiempo y recursos.
El PICC de corte proximal permite ajustar la longitud del catéter tras confirmar la posición de la punta, logrando una medida exacta y funcional.
En este caso, sí que existe una necesidad de tunelización, y por tanto la que utilizaremos será la retrógrada.
Tras confirmar la correcta colocación del catéter y su punta, se realiza el túnel, dejando el punto de salida en la zona deseada.
En este caso, como el catéter ya está colocado, si hubo problemas, se pudieron hacer modificaciones necesarias antes de realizar la tunelización correspondiente.
Al realizar la tunelización, la técnica asegura que la porción subcutánea esté alejada de zonas de flexión y sudoración, lo que reduce el riesgo de infección.
Además, mejora el confort del paciente al permitir elegir un punto de salida en la zona más cómoda, generalmente en la cara anteromedial del muslo.
¿Cómo aseguramos un buen funcionamiento y durabilidad del FICC?
Para garantizar la durabilidad del FICC tunelizado o convencional, es esencial contar con un equipo entrenado en su inserción y manipulación.
La técnica adecuada de tunelización y el manejo correcto del catéter central son claves para evitar complicaciones y asegurar su funcionamiento.
Es fundamental aplicar cuidados de enfermería estrictos, incluyendo el control del punto de salida y el uso de técnica estéril durante el procedimiento.
Así como se deben realizar cambios programados del apósito y aplicar correctamente la técnica pulsada para mantener la funcionalidad y seguridad del FICC.
Además, otra forma de comprobación sería realizar una evaluación ecográfica periódica del trayecto venoso para la detección de trombosis o posible malfuncionamiento.
Para un funcionamiento óptimo, se recomienda colocar el punto de salida del catéter a medio muslo, en lugar de en la región inguinal.
Esto facilita la limpieza, el cambio de apósitos y permite una detección más precoz de posibles complicaciones.
En pacientes oncológicos con síndrome de vena cava superior, trombosis o sin acceso venoso superior, el FICC tunelizado con corte proximal es una opción viable.
Ofrece un acceso venoso central seguro, confortable y duradero, ideal para tratamientos prolongados en situaciones clínicas complejas.
El FICC permite inserción con verificación previa y tunelización hacia zonas anatómicas higiénicas y prácticas, siendo una estrategia moderna, segura y centrada en el paciente.
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