El acceso venoso central requiere precisión y seguridad para evitar complicaciones graves. El electrocardiograma intracavitario (ECG-IC) ha revolucionado la colocación de catéteres centrales, especialmente cuando se utiliza con un PICC proximal, permitiendo una ubicación precisa de la punta del catéter en la unión cavo-auricular y reduciendo riesgos como arritmias y trombosis. 

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