En el complejo panorama del parto, el dolor de la parturienta y del feto es una preocupación que atraviesa tanto a los profesionales de la anestesia como a las enfermeras obstétricas. Por esta razón, diferentes fármacos y técnicas anestésicas son empleadas buscando reducir un posible sufrimiento emocional y físico que: hiperventilación, aumento de las hormonas del estrés o hipoxia feto-placentaria…
En este contexto, la anestesia epidural es la principal recomendación como método farmacológico. Una solución efectiva, aunque no está exenta de efectos secundarios y posibles complicaciones.
¿Es posible reducir el riesgo?
¿A qué peligros nos enfrentamos como profesionales sanitarios?