¿Por qué aplicar la técnica Seldinger con el Midline y la Microseldinger con el PICC?

Por Maite Parejo

11 May, 2025

Nos encontramos en nuestro día a día del hospital y tenemos que realizar más inserciones DAV en menos tiempo por problemas de listas de espera.  

A lo largo de la mañana vamos viendo que se nos acumula el trabajo y vemos que empleando siempre la Técnica Microseldinger es segura, pero no nos agiliza el trabajo ¿será necesario realizar una inserción diferente ante ciertos dispositivos?  

La técnica de inserción ya sea la técnica Seldinger clásica o la Microseldinger, puede influir significativamente en la preservación del capital venoso, en la eficacia del tratamiento y en el tiempo empleado por el operador. 

Los enfermeros debemos saber aprovechar las oportunidades y es por ello por lo que no solo debemos decidir los DAV según tratamiento si no también el tipo de técnica de inserción para el bienestar del paciente. El acceso vascular es crucial en nuestra práctica diaria, así como la elección del dispositivo de acceso venoso adecuado, como el Midline o el PICC. 

Este artículo explora las diferencias y similitudes entre ambas técnicas y su aplicación en los dispositivos Midline y PICC.

Si no tienes tiempo aquí tienes un resumen de 1 minuto de lectura: 

  • Dispositivos de acceso venoso (DAV)
    • Midline: Catéter más corto (8–20 cm), no llega a la circulación central. 
    • PICC: Catéter más largo y fino, diseñado para llegar a la circulación central. 
  • Técnica Seldinger Clásica
    • Sencillez y menor coste. 
    • Ideal para catéteres Midline en venas superficiales y de buen calibre. 
    • Menos invasiva, adecuada para pacientes con problemas de coagulación o plaquetas bajas. 
  • Técnica Seldinger Modificada (Microseldinger)
    • Mayor control y adaptabilidad. 
    • Ideal para catéteres PICC en venas profundas y de pequeño calibre, como en pacientes obesos. 
    • Facilita la tunelización y permite un acceso más seguro y controlado. 
  • Comparación de técnicas
    • Seldinger Clásica: Guía más larga, dilatación con dilatador que se retira, inserción del catéter a través de la guía. 
    • Seldinger Modificada: Guía de longitud < 50 cm, introducción de doble pieza (introductor y dilatador), retiro de guía y dilatador, inserción del catéter a través del introductor pelable. 
    • Puntos comunes: Inserción con ecografía, aguja fina de 21G, guía flexible anti-acodamiento (nitinol). 
  • Conclusiones
    • Midline: Seldinger clásica por su sencillez, rapidez y adecuación al tipo de catéter. 
    • PICC: Seldinger modificada por ser más segura, precisa y menos traumática para insertar un catéter más largo y delicado.

El acceso vascular forma parte del día a día en la práctica enfermera. Ya sea para la extracción de una analítica, la administración de medicación intravenosa o el tratamiento prolongado, todos —pacientes, familiares, e incluso nosotros como profesionales de la salud— hemos vivido de cerca una situación en la que fue necesario canalizar una vía. Es una escena cotidiana en hospitales, centros de salud e incluso en el domicilio: alguien necesita un acceso venoso. 

Pero ¿qué pasa cuando la elección del dispositivo no es la adecuada? ¿Somos conscientes del impacto que puede tener sobre el capital venoso del paciente? Decidir entre uno u otro dispositivo de acceso venoso (DAV) no es una cuestión menor. Una elección acertada puede preservar el capital venoso, facilitar futuras intervenciones y, en definitiva, mejorar la calidad del cuidado. 

En este abanico de opciones, dos dispositivos destacan por su uso frecuente y sus múltiples ventajas: el catéter central de inserción periférica (PICC) y la línea media. Ambos requieren técnicas de inserción ecoguiada bajo condiciones estériles, utilizando el método de Seldinger o su versión modificada. Y es precisamente aquí donde reside la clave: ¿qué técnica aplicar en cada caso? ¿Influye el tipo de dispositivo en la elección del procedimiento? 

A lo largo de este artículo, abordaremos estas preguntas desde la perspectiva enfermera, con el objetivo de reforzar la toma de decisiones clínicas basadas en la evidencia y en la experiencia práctica.

Si buscamos el origen de la técnica Seldinger, este lo encontramos en los años 50 cuando un joven radiólogo,  Sven-Ivar Seldinger frente a las dificultades de canalizaciónn arterial, con fines diagnósticos, tuvo la brillante idea de usar después de la punción con aguja, un alambre para usarlo como guía del catéter.  

El mismo dijo: 

“Me encontraba luchando con el problema de desarrollar un mejor método de cateterismo con tres objetos en mi mano: una aguja, un alambre y un catéter, y en una fracción de segundos me di cuenta en qué secuencia debería utilizarlos. Coloco la aguja, por dentro el alambre, retiro la aguja, avanzo el catéter sobre el alambre y retiro el alambre

Con el paso del tiempo, la técnica de Seldinger ha ido evolucionando. En sus inicios, se utilizaba una simple cánula a través de la cual se introducía el catéter. Hoy en día, esta práctica ha dado lugar a variantes más avanzadas, como la técnica Seldinger Modificada o Microseldinger. Esta técnica se basa en el uso de un introductor que actúa como guía para asegurar la correcta inserción del catéter en la vena puncionada. A menudo, este introductor —conocido también como microintroductor— contiene en su interior un dilatador, que se retira antes de introducir el catéter definitivo. En el caso de muchos PICCs, el catéter incluye un fiador o guía interna que aporta rigidez, facilitando su progresión a lo largo del trayecto venoso. Además, el introductor suele ser pelable, lo que permite retirarlo fácilmente una vez finalizado el procedimiento, sin necesidad de retirar el catéter. 

Técnica de Seldinger clásica: perfecta para la línea media

La técnica de Seldinger clásica ha sido una de las bases del acceso vascular desde los años 50 y, en el caso del midline, esta técnica sigue siendo ideal por varias razones: 

  • Las venas utilizadas suelen ser superficiales, de buen calibre (como la basílica o cefálica). 
  • El trayecto es corto, ya que el catéter no necesita llegar a la vena cava, sino quedarse en el sistema venoso periférico. 
  • El dilatador es más fino, por lo que se puede evitar el uso de bisturí, siendo menos invasivo. 
  • Es una técnica más sencilla, económica y rápida, con menor curva de aprendizaje. 
  • Es útil en pacientes con problemas de coagulación o bajo recuento plaquetario. 

En resumen, cuando el acceso es superficial y el catéter no necesita avanzar más allá de la zona media del brazo, la técnica clásica ofrece seguridad, eficiencia y simplicidad. 

De la Seldinger clásica a la Microseldinger: evolución necesaria para el PICC

Sin embargo, no todos los accesos venosos presentan las mismas condiciones ni los mismos objetivos clínicos. La aparición del PICC, un catéter de mayor longitud (55–60 cm) diseñado para llegar hasta la vena cava superior, supuso un cambio de escenario que planteó nuevas limitaciones para la técnica clásica. 

La Seldinger tradicional, aplicada a un PICC, requiere una guía muy larga (de hasta 140 cm), lo que introduce varios inconvenientes: 

  • Mayor dificultad para mantener la esterilidad del procedimiento, por la cantidad de material expuesto. 
  • Mayor complejidad técnica, al manejar longitudes más largas en un entorno quirúrgico controlado. 
  • Mayor riesgo de complicaciones como migración de la guía o introducción excesiva en el sistema venoso.

Durante un tiempo se intentó superar estos obstáculos con la cánula pelable, que si bien tiene una curva de aprendizaje baja, requiere venas de gran calibre y es bastante invasiva, lo que la hace poco adecuada para accesos profundos o pacientes frágiles. 

Frente a estas dificultades, la técnica Microseldinger supuso una evolución clave que se adaptó a las exigencias clínicas del PICC moderno. 

La técnica Microseldinger permite una inserción más precisa, estéril y adaptada a venas profundas, gracias a una serie de elementos que optimizan el procedimiento: 

  • Utiliza un microintroductor pelable, que se introduce tras la punción. 
  • Dentro de este se encuentra un dilatador, que se retira para dejar paso al catéter. 
  • El catéter se introduce directamente por el introductor, muchas veces con un fiador interno (una guía rígida), que le da más estabilidad y facilita su avance. 
  • No se necesita una guía larga, lo que mejora notablemente el control del campo estéril. 
  • Además, se puede integrar con la técnica ECG-IC, que permite localizar en tiempo real la punta del catéter y asegurar su correcta posición en la vena cava.

Gracias a estos avances, la Microseldinger se ha consolidado como la técnica de elección para la inserción de PICCs, especialmente en situaciones clínicas complejas, accesos venosos profundos o cuando se busca la máxima precisión.

¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES BENEFICIOS DE CARA A ENFERMERÍA?

Ventajas de la técnica Seldinger clásica

La técnica Seldinger clásica es mucho más sencilla, ya que no requiere hacer un corte, especialmente al inicio. Esto puede hacer que los principiantes la vean como una opción más simple y segura para realizar sus primeras inserciones. 

Ventajas de la técnica Seldinger modificada 

A la hora de pasar el catéter, la técnica modificada puede ser más fácil. En brazos gruesos, la ventaja de la técnica modificada es que atraviesa más tejido, lo que facilita la inserción del catéter al pasar a través del introductor. Con la técnica clásica, la presencia de mucho tejido puede complicar el procedimiento, haciendo que en estos casos la técnica modificada sea más beneficiosa. 

Tanto una técnica como la otra requieren aprendizaje y práctica. Con el tiempo, ambas se vuelven fáciles de realizar. Sin embargo, muchos se sienten más cómodos con la técnica clásica debido a que tiene menos pasos: pinchar, dilatar e introducir. La técnica modificada, por otro lado, es más compleja. 

CONCLUSIONES

Es por todo ello, que, en el día a día de la enfermería, cada decisión técnica es mucho más que una simple elección entre dispositivos. Es la diferencia entre un acceso venoso exitoso y uno complicado; entre un procedimiento limpio y uno traumático; entre cuidar una vena… o perderla. 

Es ahí donde nuestra responsabilidad como profesionales toma todo su peso. Elegir con criterio no es solo decidir qué dispositivo usar, sino comprender profundamente las necesidades del paciente y los retos del acceso venoso.  

Si vamos a colocar un midline, estamos hablando de una vena accesible, un trayecto corto y una indicación clara. La técnica de Seldinger clásica sigue siendo nuestra mejor aliada: sencilla, rápida, poco invasiva y perfecta para preservar el capital venoso con seguridad y eficacia. 

Si el paciente necesita un PICC, estamos ante otro escenario: un catéter largo, un destino en cava superior y la necesidad de mayor precisión. Ahí, la técnica Microseldinger responde a ese reto, con una inserción más segura, limpia y adaptada a la complejidad del procedimiento. 

Como enfermeros, somos mucho más que ejecutores de técnicas: somos los guardianes del acceso venoso, los que deciden, evalúan, actúan y acompañan. Elegir entre la técnica de Seldinger clásica o la Microseldinger no es solo una cuestión de método, al tomar la decisión correcta, no solo estamos realizando un procedimiento más, estás marcando la diferencia en la salud y bienestar del paciente.

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