Aunque la mortalidad infantil ha disminuido considerablemente, la reducción de la morbimortalidad asociada a las Infecciones Relacionados con la Asistencia Sanitaria (IRAS) en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) son un reto para los profesionales sanitario (1).
A pesar de que se desconoce la verdadera carga a nivel mundial de este efecto adverso frecuente en la práctica sanitaria, la sepsis nosocomial es la principal causa de muerte en los servicios de neonatología (2). Se presenta en el 40% de los pacientes ingresados en la UCIN españolas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), calcula que, en el mundo, fallecen, alrededor, de 5 millones de recién nacidos al año por esta causa (3,4).
El prematuro, un paciente más vulnerable
La incidencia de las infecciones nosocomiales ha ido en aumento especialmente entre los recién nacidos de bajo peso al nacer. Los recién nacidos prematuros son más susceptible a las infecciones debido a la inmadurez de su sistema inmune, escasa protección de la piel y la exposición a procedimientos invasivos. De hecho, la sepsis asociada a la asistencia sanitaria es la más frecuente y seria complicación relacionada con el aumento de la morbimortalidad de estos pequeños pacientes (1).
Este hecho, además de las características propias de la prematuridad, está relacionado con el rápido desarrollo de la tecnología y medicina que ha permitido el aumento de la supervivencia de los prematuros de bajo peso al nacer. El incremento de la supervivencia a aumentado las necesidades de estos pacientes y ha prolongado su hospitalización, elevando a su vez el riesgo a padecer infecciones recurrentes (1,2).
Se ha comunicado que sobre un 20 % y 25% de los recién nacidos prematuros experimentan, al menos, un episodio IRAS durante su estancia hospitalaria. Además, a pesar de los adelantos en las UCIN y del uso de agentes antimicrobianos, la mortalidad en estos recién nacidos es tres veces mayor que en aquellos sin infección (1,3).
Prevención, la herramienta de control de la sepsis
Las manifestaciones clínicas de la sepsis nosocomial suelen ser inaparentes, sutiles e inespecíficas. Incluso de aparición tardía, lo que dificulta su diagnóstico. Este es el motivo del esfuerzo por encontrar que permitan una detección precoz (5,6)
Por otra parte, cabe destacar la importancia de la prevención como prioridad para garantizar la seguridad del paciente (3). Teniendo en cuenta la frecuencia y mortalidad de las infecciones nosocomiales es necesario realizar elevados esfuerzos en desarrollar protocolos que eviten la acción de la sepsis. Es un hecho reconocido que las IRAS son potencialmente prevenibles. Algunos investigadores apuntan que con programas de control la tasa de infecciones nosocomiales en UCIN podrían descender entre un 6 y 32% (1,2).
Por este motivo, según la OMS, es esencial el cumplimiento de un protocolo integrado y vigilado en las UCIN que tenga en cuenta las siguientes recomendaciones (3,7)
- Limitar la transmisión de microorganismos entre los pacientes que reciben atención directa por medio de prácticas apropiadas higiene de manos y de barreras de protección
- Controlar los riesgos ambientales de infección
- Proteger a los pacientes con el uso apropiado de antimicrobianos profilácticos, nutrición y vacunación
- Limitar el riesgo de infecciones endógenas con reducción al mínimo de los procedimientos invasivos
- Vigilar las infecciones e identificar y controlar brotes
- Desarrollo de los indicadores precoces de infección
- Grupos de trabajo especializados en infección nosocomial en las unidades
Medidas de prevención contra las infecciones más frecuentes en las UCIN
En la Unidades neonatales, se deben tener en cuenta especialmente tres de los consejos descritos anteriormente por la OMS que coinciden con los principales factores de riesgo: higiene de manos incorrecta, manipulación de catéteres intravasculares y empleo de ventilación mecánica invasiva.
HIGIENE DE MANOS
Para evitar la contaminación del Recién Nacido por los gérmenes patógenos la medida más eficaz es el lavado adecuado de las manos antes de manipular al neonato y la utilización de material de diagnóstico y/o tratamiento limpio y estéril (2).
La higiene de manos es la medida más simple económica y efectiva para la prevención de las IRAS (1). Su importancia ha quedado probada en la reducción de las transmisiones de infecciones, sin embargo, la promoción y el cumplimiento de la higiene de manos constituyen uno de los mayores retos para los sistemas de asistencia sanitaria. Generalmente se considera la práctica de lavado de manos, en ocasiones, es subóptima ya que depende de números factores individuales, como la alergia a los productos recomendados o la falta de concienciación y conocimiento personal sobre los riesgos, e institucionales, como la inexistencia de un equipo apropiado. Por esta razón, es de vital importancia que los centros hospitalarios adopten normas y procedimientos escritos sobre la higiene de manos (1,7).
CATETERISMO VASCULAR
La sepsis nosocomial, es más frecuente, en recién nacidos de bajo peso al nacer que tienen colocado un catéter invasivo con fines de medicación, monitorización o nutrición enteral. La bibliografía recoge que la incidencia de las infecciones con catéteres centrales y/periféricos puede reducirse mediante la aplicación de algunas medidas relacionadas con la elección de catéter, inserción, cuidado y mantenimiento de este. Así mismo, se recomienda prevenir o retrasar el inicio de la cateterización, limitar el período de uso, emplear técnicas asépticas en la inserción y realizar una evaluación diaria de los riesgos y beneficios que ésta tiene para cada neonato en particular para retirar el catéter en caso de sospecha de sepsis (1,7)
VENTILACIÓN MECÁNICA
Al igual que el cateterismo vascular, la ventilación mecánica es un procedimientos extendido y estándar en las UCIN. Aunque su uso está asociado a una reducción en la tasa de mortalidad neonatal, también aumenta el riesgo de generar IRAS y otros efectos adversos cuya magnitud aún no están estudiada. El principal inconveniente es la neumonía asociada con el uso de respirador. Para prevenir su desarrollo, es recomendable mantener una correcta desinfección, el uso de sistemas cerrados de aspiración traqueal y evitar cambios regulares en los tubos del respirador.
La aplicación de presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) ha sido utilizada para evitar la intubación, facilitar la extubación y prevenir la necesidad de reintubación.
Mecanismos de Vigilancia
Aunque todas las medidas anteriores son muy importantes, no serán suficientemente efectivas si los profesionales sanitarios no están convencidos y entrenados para evitarlas. Deben realizarse sesiones formativas sobre cómo se transmiten y de qué medios se disponen para evitar las sepsis nosocomiales en los servicios de neonatología (2)
En consecuencia, la vigilancia de las IRAS tiene que ser una prioridad en los cuidados neonatales. Programas nacionales e internacionales, como el Estudio EPINE (Estudio de Prevalencia de las Infecciones Nosocomiales en España) o el Proyecto Euroneokiss, son herramientas fundamentales en la lucha contra la sepsis (3,7).
Se emplean para la evaluar y mejorar la epidemiología de las infecciones y el impacto de medidas y protocolos de mejora de la calidad asistencial, contribuyendo a reducir las tasas de infección y a la prevención efectiva del desarrollo de resistencias antimicrobianas. Desde la implantación de este tipo de proyecto, el número de infecciones en las UCIN se ha visto reducido en, aproximadamente, un 20% (8).
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