Los pacientes que acceden a las salas de hospitalización pueden ser muy variados, pero la mayoría necesitan administración intravenosa de fármacos, nutrientes u otras sustancias.
Tal es la importancia de la terapia de infusión intravenosa que todos aquellos que vayan a pasar más de un día ingresados, independientemente del servicio en el que se encuentren, tienen colocada una cánula intravenosa de emergencia.
A pesar de ser un procedimiento tan necesario en la práctica clínica, se le asocian múltiples riegos. La Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos reconoce 250 tipos de complicaciones relacionadas con la terapia de infusión.
Los riesgos más importantes que señala son: infección, oclusión, trombosis, flebitis, extravasación, desplazamiento accidental, múltiples punciones al paciente e incluso punción accidental del profesional.
Tipos de tratamiento
Los fármacos más habituales que suele precisar el paciente hospitalizado son de amplio índice terapéutico y bien tolerados.
Sin embargo, es necesario poner todas las precauciones posibles con el fin de evitar complicaciones.
Entre las infusiones que se administran en hospitalización encontramos:
- Hidratación.
- Medicamentos (antibióticos, analgésicos…).
- Derivados de la sangre.
- Productos de contraste para diagnóstico por imagen.
- Nutrición parenteral.
Cánula IV corta
Cuando el paciente va a estar hospitalizado por más de un día, se le coloca una cánula intravenosa corta, generalmente en el dorso de la mano.
La longitud y grosor del dispositivo se seleccionará dependiendo del uso para el que se destine o edad del paciente: pediátrico, adulto o geriátrico.
Con el fin de poder extraer muestras de sangre y administrar múltiples soluciones, se conectará un prolongador junto a una llave de tres pasos a la cánula IV.
A pesar de ser una de las prácticas más habituales, no está exenta de riesgos y cada vez más estudios y guías desaconsejan el uso de rampas o llaves de tres pasos.
Riesgos de las rampas y llaves de tres pasos
Son múltiples los riesgos que han llevado a diferentes estudios y sociedades científicas a recomendar la sustitución de estos dispositivos por sistemas más seguros.
Entre las complicaciones relacionadas con las llaves o rampas encontramos:
- Riesgo de infección: Las rampas o llaves de tres pasos son sistemas abiertos que precisan de múltiples manipulaciones, como gestión de los tampones, lo que aumenta las posibilidades de desconexiones accidentales.
Ello unido a un diseño que imposibilita la desinfección del luer y al gran espacio muerto que presentan estos dispositivos, convierte a las llaves de paso en una puerta de entrada a bacterias.
- Pérdida de sangre. La llave de tres pasos es un dispositivo abierto que precisa de varias manipulaciones por parte de enfermería, lo que está relacionado con mayor riesgo de desconexión accidental y pérdida de sangre.
- Riesgo de obstrucción. El retorno de sangre sobre la llave y prolongador provoca obstrucción imposibilitando la infusión o extracción.
- El profesional no conoce el tiempo y volumen de llegada al paciente. Las llaves o rampas tienen un gran volumen muerto, dificultando al clínico conocer la cantidad y tiempo de llegada del líquido administrado al paciente.
- Interacción entre fármacos. El gran espacio común que presentan estos dispositivos aumenta el riesgo de reacciones adversas por incompatibilidad entre unas soluciones y otras.
- Reflujo del medicamento en el tubo de infusión. Al no disponer de válvulas antirretorno podemos observar como parte de la medicación retrocede por el tubo.
- Tiempo de enfermería. Al precisar una mayor interacción que otros dispositivos, el tiempo que enfermería debe gastar por paciente aumenta.
- Una de las razones por la que las rampas continúan siendo las más utilizadas para la infusión de múltiples soluciones es el bajo precio de compra en comparación con otros dispositivos.
No obstante, numerosos estudios han demostrado que la prevención de la infección nosocomial no sólo ofrece un beneficio clínico, sino también económico .
Por lo que al evaluar el coste de cualquier dispositivo hay que tener en cuenta más factores a parte del precio de venta. Los cuales pueden suponer un gasto extra a largo plazo: mayor tiempo de enfermería, pacientes que pasan más tiempo ingresados, complicaciones derivadas del uso de estos dispositivos que desembocan en un mayor requerimiento de cuidados, etc.
¿Qué dicen las guías?
Para encontrar la mejor solución es importante consultar las recomendaciones de guías y estudios. En ellos podemos encontrar análisis de las ventajas e inconvenientes de los diferentes dispositivos.
Entre ellas encontramos las guías de la Commission for Hospital Hygiene and Infection Prevention (KRINKO). Este organismo recoge algunas prácticas y características que debería cumplir el dispositivo de administración IV con el fin de proporcionar mayor seguridad para el paciente:
- Utilización de líneas de extensión para evitar la flebitis mecánica y no dañar al paciente con el manejo directo de los catéteres cortos IV.
- Incorporación de una válvula de conexión sin aguja, segura y lavable en el extremo Luer-Lock.
Lamentablemente, las llaves de tres vías no responden a estos requerimientos. No obstante, en la actualidad contamos con otros dispositivos como alargaderas bifurcadas o trifurcadas que sí estarían contempladas en este marco.
La alternativa: Prolongadores bifurcados o trifurcados
Como respuesta a las recomendaciones encontramos los prolongadores con tapón de seguridad de una o varias luces, los cuales pueden ser conectados directamente a la cánula corta.
Estos dispositivos nos facilitan:
- Conexión de varios Kits de infusión.
- Diferenciación entre vías. La posibilidad de diferenciar la línea mediante los clamps de colores.
- Reducir riesgo de mezcla de infusiones. El reducido espacio común que existe entre las líneas minimiza el riesgo de interacción entre unas soluciones y otras.
- Mejor manejo de la infusión. Un menor volumen muerto y reflujo permite al profesional conocer tiempo y volumen de llegada del fluido al paciente.
- Evitar la flebitis. La alargadera de seguridad con la que están equipados permite no ejercer fuerza de tracción a la cánula.
- Evitar la infección y perdida de sangre. Su tapón de seguridad facilita la desinfección y asegura una correcta desconexión.
- Reducir costes a largo plazo. La disminución del tiempo empleado en el manejo del dispositivo y la reducción en el riesgo de complicaciones asociadas que puedan alargar la estancia, supone una disminución de costes a largo plazo.
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Licona Ocaña, Irene. 2019. Correcta terapia de infusión contribuye a reducir complicaciones en hospitalizados. El Médico Interactivo
Muy buen trabajo hecho por usted… Sin embargo, si pasa por aquí con una escritura de gran calidad, es difícil ver un buen blog hoy.
La cánula Safety IV se utiliza para administrar líquido esencial a nuestras venas. La duración promedio de la cánula IV de seguridad en nuestra vena es de 48 a 72 horas.
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