¿es suficiente el uso de protocolos de limpieza para aumentar la seguridad de los conectores ENFit en neonatos?

Por Campus Vygon

5 Abr, 2022

La introducción de los conectores ENFit en las unidades de neonatología, con el propósito de evitar los errores de conexión entre sistemas destinados a diferentes terapias clínicas, ha generado gran debate entre los profesionales expertos en el área. 

El nuevo conector para la nutrición enteral plantea una serie de retos para los pacientes de los servicios de neonatología. Junto con los problemas de precisión de la dosis por el riesgo de desplazamiento de fórmula acumulada en el cono del nuevo diseño de la jeringa -que hemos abordado en otros artículos- han surgido, en la aplicación, inquietudes relacionadas con los procedimientos de limpieza de las sondas o prolongadores a los que se conectan.

PROTOCOLO DE LIMPIEZA GEDSA

Debido al desplazamiento del fluido cuando se realizan las conexiones con ENFit, en el interior del propio conector o del tapón con rosca que lo protege de patógenos externos, inevitablemente quedan adheridos restos de la solución en el margen de la vía (1).

Ante esta problemática GEDSA, Asociación Mundial de Proveedores de Dispositivos Enterales, se ha visto obligada a publicar un protocolo de procedimiento de limpieza que es de obligatorio cumplimiento antes de iniciar la nutrición con el conector ENFit y debe repetirse, al menos, cada 24 horas o cuando se observe visiblemente sucio (1,2).

¿SON SUFICIENTES LOS PROTOCOLOS DE HIGIENE?

Atendiendo a estos nuevos procedimientos de limpieza, se han llevado a cabo estudios para revelar qué ocurre exactamente cuándo se utilizan los conectores ENFit. En una de las investigaciones analizadas, un conjunto de 120 enfermeras divididas en dos grupos aplica distintos procedimientos de limpieza para el conector ENFit. Uno de los grupos utiliza el protocolo antes mencionado; y el otro un procedimiento más extenso con 17 etapas.

Los resultados de la prueba arrojaron que una media del 70% de las conexiones presentaban restos de la fórmula incluso cuando se había aplicado el procedimiento de limpieza más diligente. En el caso de del protocolo de limpieza menos extenso, el índice alcanzó el 87% de los conectores (1,3).

Hay que tener en cuenta que esta investigación se trata de una simulación en condiciones perfectas fuera de las UCIN en las que los profesionales únicamente se dedicaban a la limpieza de los dispositivos. Por tanto, se entiende que los porcentajes aumentan en condiciones normales, es decir, con la actividad asistencial habitual que se existe en este tipo de unidades.

Con todo ello, podemos suponer que (1,2):

  • La dificultad de la limpieza de los conectores, derivada de los datos del estudio antes mencionado;
  • El estrés asistencial reduce la diligencia de los procesos de limpieza, sobre todo si son procedimientos extensos, complejos y los restos de fórmula no son claramente visibles;
  • Así como, la falta de costumbre o desconocimiento de la necesidad y obligatoriedad de aplicar protocolos de higiene antes de iniciar la administración, cada 24 horas, – los protocolos de limpieza de conectores destinados a la nutrición enteral no se aplicaban con anterioridad a la aparición de ENFit-,

son tres factores que aumentan el riesgo de contaminación del cono por el desplazamiento de la solución.

DIFICULTAD DE LA LIMPIEZA ASOCIADO AL RIESGO INFECCIÓN

La dificultad planteada a la hora de limpiar los conectores del diseño de ENFit está estrechamente relacionado con el aumento del riesgo de contaminación bacteriana del dispositivo.

Hay que tener en cuenta que sondas gástricas permanecen colocadas varios días. A diferencia de otros dispositivos de nutrición enteral, las sondas no se cambian diariamente con el fin de evitar el dolor y estrés de las manipulaciones al recién nacido. Por ese motivo, mantener las conexiones en correctas condiciones de higiene es una parte importantísima en la atención a la alimentación enteral neonatal.

Si la fórmula queda acumulada en el conector de la sonda sin posibilidad de eliminar completamente los restos, ya que los protocolos de limpieza obligatorios para este tipo de conexiones se han demostrado del todo ineficaces, con el paso del tiempo, la leche materna/fórmula se coloniza (1).

Un estudio publicado por la revista Pediatric Research (2016) en la que se analizaban 94 sondas de nutrición nasogástrica usadas en neonatos concluía que las sondas nasogástricas produjeron altas densidades de bacterias incluso en el primer día de uso (< 24 horas). El 89 % de las sondas produjo más de 1000 unidades formadoras de colonias (UFC)/ml de bacterias, y el 55 % produjo Enterobacteriaceae y/o Staphylococcus aureus potencialmente patógenos (4).

Entonces, cuando una sonda se encuentra contaminada, se puede hacer un bolo de bacterias en cada comida, es decir, se puede administrar entre 6 y 8 bolos contaminados al paciente. Las bacterias encuentran en las sondas nasogástricas contaminadas una fácil puerta al cuerpo del recién nacido, cuya defensa contra este tipo de patógenos no está desarrollada, por lo que le convierte en un paciente propenso a las infecciones (1,4).

CONECTORES SEGUROS

Para evitar posibles consecuencias, como las infecciones, en pacientes vulnerables se recomienda elegir conexiones para la nutrición enteral neonatal cuyo diseño no requiera de protocolos extra de limpieza, reduzca el tiempo invertido por el equipo de enfermería en la preservación óptima de las conexiones y mantenga el riesgo de contaminación de las sondas lo más bajo posible, protegiendo a los pacientes más frágiles del hospital (1).

bibliografía

  1. (1) VYGON. (s. f.). Inquietudes. Safe Enteral. https://safe-enteral.com/es/low-dose-concerns/
  2. Resources. (2016, 21 marzo). StayConnected by GEDSA. https://stayconnected.org/resources/?language_category=es
  3. Lyman, B.et al. (2020). Randomized Controlled Trial Assessing the Effectiveness of Two Cleaning Regimens for ENFit® Connectors. MedSurg Nursing, 29 (6).
  4. Petersen, S. M., Greisen, G., & Krogfelt, K. A. (2016). Nasogastric feeding tubes from a neonatal department yield high concentrations of potentially pathogenic bacteria— even 1 d after insertion. Pediatric Research, 80(3), 395–400. https://doi.org/10.1038/pr.2016.86

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