Los tratamientos antibióticos intravenosos, tradicionalmente se han administrado en el hospital. Pero, ¿qué sucede cuando la situación no lo permite?
Esto es lo que le sucedió a Ralph W. Rucker en 1974. El doctor trataba a niños con fibrosis quística que no pernoctaban en el hospital, por lo que parte del tratamiento debía realizarse en su domicilio. 1
Fue entonces cuando se comenzó a hablar de TADE (Tratamiento Antibiótico Domiciliario Endovenoso) y OPAT (Outpatient Parenteral Antimicrobial Therapy). 1
Desde esta fecha, diferentes publicaciones han evidenciado que se trata de un procedimiento eficaz y seguro. Además, no solo aporta beneficios al paciente y a sus familiares, sino que también supone un ahorro en costes. 2,3
Actualmente, la situación de desabastecimiento y falta de camas debida a la Covid-19 está cambiado la asistencia sanitaria, planteándose la terapia a domicilio como una gran alternativa para muchos pacientes que precisan tratamiento IV de manera habitual.
Para poder trasladar la terapia al domicilio y que los pacientes puedan autoadministrarse el tratamiento, es necesario un cambio de mentalidad y abastecer las nuevas necesidades que ello plantea.
Complicaciones
Entre las complicaciones que podemos encontrar en la TADE/OPAT, podemos diferenciar entre las asociadas a los catéteres venosos y las relacionadas con los fármacos.
Complicaciones asociadas a los catéteres venosos
Las complicaciones relacionadas a los catéteres venosos que podemos encontrarnos en la autoadministración no difieren demasiado de las que nos encontraríamos en el hospital.
Entre los riesgos asociados al dispositivo intravascular, los más comunes son la obstrucción, la flebitis y la extravasación.
También, con menor frecuencia, se puede producir fragmentación o migración del catéter, trombosis o perforación de la vena, ulceración y celulitis en el lugar de inserción.
Sin embargo, la complicación que comporta un mayor riesgo y se asocia con un mayor consumo de recursos es la bacteriemia asociada a catéter.
Si bien, es cierto, que cuando no se cuenta con dispositivos adaptados específicamente para la autoadministración, problemas como la oclusión del catéter, pueden verse incrementados. Cuando los materiales utilizados están pensados para este tipo de pacientes, los riesgos se reducen notablemente, como veremos a continuación.
Complicaciones asociadas a los fármacos
Las complicaciones asociadas a los fármacos son ampliamente conocidas y pueden dividirse en dos grandes grupos:
- Acción terapéutica exagerada. Como en casos de sobredosis.
- Reacción del organismo al tratamiento. Se trata de la problemática más común con la que nos encontramos en el uso de antimicrobianos por vía parenteral en la hospitalización a domicilio (HaD). En este grupo se incluyen las reacciones alérgicas, en sus distintos grados de gravedad, los diferentes mecanismos inmunológicos, la diarrea secundaria a antibióticos y las infecciones de catéteres centrales.
A pesar de ello, como hemos comentado anteriormente, estas complicaciones no son exclusivas de la terapia a domicilio, si no que las encontramos de igual manera en el ámbito hospitalario.
Beneficios
La OPAT/TADE, al igual que tiene asociados algunos riesgos o complicaciones, también ofrece diversos beneficios, tanto para el paciente como para el profesional:
- Permite al paciente volver a su trabajo o sus estudios.
- Reduce la presión asistencial por la liberación de camas hospitalarias.
- Evita desplazamientos y contactos entre el profesional y el paciente, reduciendo, por ambas partes, el riesgo de adquirir enfermedades contagiosas, como es el caso de la Covid-19.
- Permite que el profesional sanitario destine mayor tiempo en el hospital o centro médico.
- Aumenta la comprensión de los pacientes sobre su medicación y promueve su independencia y autonomía.
- Ahorro económico.
A pesar de todos estos beneficios, una de las resistencias más importantes para trasladar la terapia al domicilio, está relacionada con la seguridad para el paciente.
¿Es segura la TADE/OPAT?
Diversos estudios han demostrado que, siempre que el programa OPAT/TADE esté bien implementado y los pacientes hayan sido seleccionados adecuadamente, no se ve comprometida la seguridad, ya que los riegos son los mismos que encontraríamos en pacientes hospitalizados. 2,3,4
Por tanto, la autoadministración, o infusión de fármacos por parte de un cuidador, se considera segura y eficaz, incluso en situaciones complejas, donde se precisan múltiples antibióticos y dosis.
Como cualquier cambio, viene acompañado de nuevas necesidades que deben tenerse en cuenta. Por lo que, para implementar un proyecto OPAT/TADE en nuestro hospital, deberemos desarrollar muy bien el procedimiento.
Aspectos Clave para la implantación de un equipo OPAT/TADE
Para llevar a cabo la implantación de la OPAT/TADE, es necesario tener en cuenta diferentes aspectos, los cuales, nos permitirán que esta transición sea exitosa:
- Definir la estructura del programa y los componentes del equipo.
- Selección adecuada de los pacientes.
- Estudiar el manejo y la forma de administrar cada uno de los antimicrobianos.
- Monitorizar a los pacientes durante el proceso.
- Análisis de los resultados y gestión clínica adecuada.
Una vez desarrollados estos puntos, se pondrá en marcha el proyecto con los pacientes. El primer paso será una formación al propio paciente o a su/s cuidador/es en la administración de la medicación.
Llegados a este punto, deja de ser necesaria la presencia física del profesional en el domicilio del paciente, más allá de los controles establecidos por protocolo.
¿Qué necesita el paciente de TADE para poder autoadministrarse el tratamiento?
A parte de la formación, imprescindible para asegurar una correcta administración y reducción de posibles complicaciones, el paciente también precisará materiales diferentes a los que encontramos habitualmente en el hospital.
Afortunadamente, en la actualidad existen dispositivos adaptados a estos pacientes.
Para permitir una correcta autoadministración, los equipos de infusión deben cumplir dos características fundamentales:
- Permitir la autoadministración: mediante una longitud adaptada a las necesidades de estos pacientes.
- Evitar el reflujo sanguíneo y la oclusión del catéter: Válvulas anti-reflujo.
Para seleccionar el dispositivo que mejor se ajuste a las necesidades de estos pacientes, es importante analizar ambos puntos por separado.
Longitud del prolongador
Con respecto a la longitud del prolongador, debe ser lo suficientemente largo como para permitir ser sujetado con una mano, mientras se infunde el fármaco con la otra. Pero, lo suficientemente corto, como para evitar altos volúmenes muertos, incomodidad para el paciente y el consiguiente aumento de costes por tener que desechar el prolongador.
Por tanto, el largo ideal del prolongador será la longitud mínima que permita la autoadministración, la cual, en pacientes adultos, se encuentra alrededor de los 27 cm.
Válvula anti-reflujo
Si, además, estos dispositivos cuentan con una válvula anti-reflujo, a poder ser Split-Septum, tal y como recomiendan las guías; conseguiremos reducir el riesgo de oclusión del catéter y evitaremos el reflujo sanguíneo, y, por tanto, un incremento en la seguridad y confort del paciente.
Como hemos comentado, trasladar la terapia al domicilio tiene múltiples ventajas tanto para el paciente como para el profesional, sin dejar de lado la seguridad y consiguiendo un ahorro en costes.
Especialmente en momentos de crisis sanitaria, tal y como sucede en estos momentos de pandemia, contar con dispositivos seguros que nos permitan la autoadministración, puede ser la mejor opción para conseguir cubrir las necesidades de todos los pacientes. Tanto de aquellos susceptibles de TADE, como de aquellos que requieren tratamientos más complejos que deben realizarse en el hospital, ya que ahorraremos tiempo que los profesionales podrán destinar a este segundo grupo.
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