¿Qué tipos de shock existen y cómo identificarlos?

Por Sergi Tormo

27 Jun, 2025

¿Sabes que el shock es la primera causa de mortalidad en las unidades de pacientes críticos?

¿Que 1 de cada 3 pacientes que ingresa en UCI sufre al menos un episodio durante su estancia?

¿O que aquellos que presentan shock tienen casi un 40% de riesgo de muerte?

Podemos definir el shock como la incapacidad para proporcionar una perfusión suficiente de sangre oxigenada y sustratos a los tejidos para satisfacer las demandas metabólicas.  Identificarlo rápidamente es fundamental para poder iniciar un tratamiento efectivo y agresivo. Sin embargo, para dar con el tratamiento adecuado, debemos conocer los mecanismos fisiológicos subyacentes, ya que no todos lo shocks son iguales.

En este artículo, el Dr. Sergi Tormo nos explica los diferentes tipos de shock y qué debemos conocer acerca de cada uno de ellos.

¿Todos los problemas en la transmisión de O2 a tejidos implica shock?

Comúnmente el shock se define como el estado de hipoxia celular debido, bien a una disminución del transporte de oxígeno, a un aumento en su consumo, a un inadecuado uso del mismo o a una combinación de los mencionados procesos. No obstante, esta definición resulta ineficiente en algunas ocasiones… ¿por qué?

Cualquier problema en la transmisión de oxígeno a los tejidos va a suponer una situación de hipoxia tisular, pero no siempre implica un shock como tal. Si por ejemplo hablamos de una hipoxia respiratoria, esta se trata de una insuficiencia respiratoria que no se categoriza como shock. En otras palabras, hablaremos de shock cuando exista un problema hemodinámico.

De esta forma, la primera clasificación de shock sería la siguiente:

  • Lo denominaremos shock cardiogénico, cuando la causa se la hipoxia sea cardíaca. Es decir, cuando exista una disminución del gasto cardíaco.
  • Lo denominaremos shock hipovolémico cuando la causa de la hipoxia se deba al volumen o falta de hematíes. Cuando se presente una disminución del volumen sanguíneo.
  • Lo denominaremos shock distributivo cuando el problema resida en la distribución de oxígeno (o cesión de oxigeno) a los tejidos.

Debemos mencionar que también existen tóxicos que pueden alterar el metabolismo celular, pero que en su mayoría no podemos denominar de forma clara como situaciones de shock.

Monitorización hemodinámica en el shock hemorrágico

Tipología del shock

En una clasificación más extensa de los tipos de shock que existen, podemos hablar de:

  • Shock hipovolémico: Esta categoría se divide en hemorrágico, cuando la causa de la hipovolemia es el sangrado (lo cual es el 90% de situaciones) o no hemorrágico si se trata de una situación de deshidratación o perdida de fluidos por alguna otra causa.
  • Shock cardiogénico: hace referencia a un fallo en la bomba, es decir, que existe un fallo intrínseco del corazón
  • Shock obstructivo: aunque también se trata de un problema de gasto cardíaco, como en el caso anterior, no es propiamente causado por el corazón, sino que se debe a causas externas. En este caso puede deberse a una obstrucción diastólica o a una obstrucción sistólica.
  • Shock distributivo: se trata de la variedad más frecuente actualmente. Dentro de él, se agrupa el shock séptico, el cual es el máximo exponente y se debe a una infección, el shock anafiláctico, debido a alérgenos, y el shock neurogénico, una vasodilatación por problemas en el sistema nervioso central.
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Claves para identificar el shock séptico

En cuanto a su distribución, como mencionábamos, el shock distributivo es predominante, ocupando casi un 2/3 de los casos (62%) en todas las unidades de críticos; con excepción de las unidades cardiológicas, donde predomina el shock cardiogénico. 

¿Cómo diagnosticar el shock?

De nada sirve hablar de hipoxia de causa hemodinámica si luego no somos capaces de diagnosticar el shock a pie de cama. Si como citábamos al principio, el shock consiste en la incapacidad de proporcionar una perfusión suficiente de sangre oxigenada y sustratos a los tejidos para satisfacer las demandas metabólicas; puede deberse a tres factores: transporte de oxígeno (DO2), presión de perfusión tisular (PPT) o microcirculación.

Existen tres pilares en los que apoyarnos para la medición y diagnóstico: hiperlactacidemia, hipotensión y fracaso orgánico.

El pilar fundamental: el metabolismo anaerobio celular que va a provocar una hiperlactacidemia. Todos los estadios de shock acaban en un cuadro de hipotensión y es esta hipotensión la que, unida a la insuficienia de perfusión tisular llevará a un fracaso orgánico. En caso de seguir progresando, a su vez, se convertirá en fracaso multiorgánico y muerte del paciente.

La importancia de monitorizar

No debemos olvidar que el shock se trata de una emergencia médica y no tratarlo, y no solucionar la causa, acabará inexorablemente en el fallecimiento del paciente. Es por esto que el diagnóstico precoz, el tratamiento de la causa y el tratamiento de soporte son imprescindibles. Toda actitud diagnóstica y de tratamiento no debe demorarse, ya que cada hora que pasa aumenta el la tasa de mortalidad.

Por ello, es importante actuar desde los primeros signos y realizar una monitorización hemodinámica precisa y en tiempo real que nos permita ajustar el tratamiento a las necesidades individuales de cada paciente.

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