Una problemática habitual en el uso de catéteres intravenosos periféricos (PIVC) y catéteres venosos centrales (CVC) es la oclusión, lo que provoca retrasos en el tratamiento, aumento del riesgo de infección, fallo del catéter y, como consecuencia, reemplazo del dispositivo.1
Una de las herramientas que pueden ayudarnos a reducir estas complicaciones son los conectores sin aguja. No obstante, para ello, es necesario realizar una correcta elección del tipo de dispositivo, así como realizar un mantenimiento adecuado.
























