Los bloqueos de plexos son un tipo de procedimiento del bloqueo nervioso, realizado al inyectar un anestésico local alrededor del plexo de nervios que inervan una cierta área. Esto permite inactivar temporalmente la sensación de dolor en la zona realizada, por lo que se emplea tanto para aliviar el dolor como para garantizar la inmovilidad de una parte del cuerpo. Sus efectos pueden durar desde varias horas hasta algunos días, según el tipo de anestésico empleado y la respuesta de cada paciente al tratamiento.
Actualmente se trata de una técnica altamente empleada de la cual han desarrollado múltiples variantes.
No obstante, ¿dónde comenzaron los bloqueos de plexos?
ORIGEN
El origen del concepto se remonta a la Antigüedad, cuando los médicos empleaban infusiones de plantas u otras sustancias naturales para mitigar el dolor. Sin embargo, no es hasta el siglo XIX cuando comienza la experimentación con la administración de anestésicos locales para aliviar el dolor en una parte específica del cuerpo.
Aunque no se puede determinar con certeza el primer registro documentado de un bloqueo de plexos nerviosos con anestésico local, comúnmente éste se atribuye a Heinrich Braun en 1889.
Este médico alemán utilizó cocaína para bloquear el plexo braquial en un paciente mientras le realizaba una cirugía en el brazo. Un año después, publicaría la descripción de dicha técnica en la revista médica alemana «Deutsche Zeitschrift für Chirurgie». Desde entonces, esta técnica se ha expandido a diferentes áreas del cuerpo, por ejemplo, el bloqueo lumbar, descrito por primera vez por el Dr. Charle Félix Bonnet para aliviar el dolor durante el parto.
TIPOS
Existen diversos tipos de bloqueos, cada uno aplicado a una zona específica del cuerpo. Algunos de los más comunes incluyen:
- Bloqueo del plexo braquial: realizado en un grupo de nervios que controlan los músculos y las sensaciones en el brazo y la mano.
- Bloqueo del plexo cervical: realizado en un grupo de nervios que controlan los músculos y las sensaciones en el cuello y extremidades superiores.
- Bloqueo del plexo lumbar: origina numerosos ramos que inervan varios músculos y regiones de la pared abdominal posterior y la extremidad inferior. Junto con el plexo sacro, forman una unión conocida como plexo lumbosacro, que da lugar a todos los nervios motores y sensitivos de la extremidad inferior.
- Bloqueo del plexo sacro: este plexo emite varios ramos incluyendo los ramos anterior, posterior y uno terminal; estos proporcionan inervación motora y sensitiva a la porción posterior del muslo, la porción inferior de la pierna, a todo le pie y a una parte de la pelvis.
NEUROESTIMULACIÓN Y ULTRASONIDO
Durante la primera parte del siglo XX, el procedimiento evolucionó debido al desarrollo de dos elementos: las nuevas técnicas de anestesia local y una mayor comprensión de la anatomía del plexo nervioso.
Es en los años 30 y 40 cuando empieza a emplearse la neuroestimulación como herramienta que permitiese guiar la administración de anestésicos locales en el plexo braquial.
Posteriormente, el uso del ultrasonido a finales de siglo permitió una mayor precisión en y una nueva técnica para realizar el bloqueo de plexos.
Numerosos estudios avalan que la localización de un nervio periférico mediante ultrasonidos presenta múltiples ventajas frente a la neuroestimulación. Ejemplo de ello son la visualización directa en tiempo real de la estructura nerviosa a bloquear, aumentando la precisión en la colocación del anestésico; observar las posibles variables anatómicas, reduciendo las complicaciones; o la propia comodidad del paciente. Además, la comparación de ambas técnicas sugiere que la guía por ultrasonidos produce una mayor tasa de éxito del bloqueo, unos tiempos de procedimiento más cortos y de inicio más rápidos, así como una duración del bloqueo del dolor más larga.
Mencionar que, inicialmente los bloqueos eran realizados con una sola inyección de anestésico local cerca del plexo. Después de que De Jong estableciese el concepto de vaina neurovascular en 1961, la técnica de inyección única, por ser la más simple, se convirtió en estándar. Con todo, el desarrollo de nuevos métodos como los mencionados o el progreso de estimuladores de nervios periféricos y agujas atraumáticas (empleados en la técnica de estimulación de múltiples nervios), ha permitido proporcionar múltiples opciones seguras y precisas que aumenten la eficacia del procedimiento.
Evoluciones en el campo de los bloqueos de plexos
Hay cuatro puntos clave a tener en cuenta en la investigación y avances de la técnica:
- Desarrollo de nuevos anestésicos locales: permitiendo a los médicos proporcionar un control más efectivo del dolor.
- Mejoras en técnicas de imagen: tales como la ecografía, consiguiendo una mayor precisión en la ubicación de los plexos.
- Avances en técnicas de administración: por ejemplo, la resonancia magnética guiada, mejorando la seguridad de los bloqueos.
- Investigación y desarrollo: la investigación continua facilita una mejor comprensión de las aplicaciones clínicas y seguridad en los procedimientos.
ACTUALIDAD
El empleo del ultrasonido para la localización de plexos nerviosos se ha configurado como uno de los grandes avances cualitativos de los últimos años. Diversos estudios lo citan como una técnica ideal para situaciones en las que las que las referencias anatómicas de los pacientes son complejas de identificar, durante la fase de aprendizaje de la anestesia de plexos o cuando se están llevando a cabo técnicas inusuales. En contextos como los mencionados, esta tecnología permite identificar con una mayor claridad y rapidez las estructuras próximas a los plexos.
Hoy en día, los bloqueos de plexos son empleados comúnmente en una gran variedad de entornos médicos y quirúrgicos para el manejo del dolor. Gracias a la investigación continua en el campo de la anestesia y la introducción de nuevas tecnologías, tales como la neuroestimulación por imán o la estimulación eléctrica por radiofrecuencia, el bloqueo de plexos sigue evolucionando hacia una mayor precisión, eficacia y seguridad del procedimiento.
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